En algunos lugares de México, los populares cangrejos ermitaños son conocidos como “chololos”,  los cuales para sobrevivir, hacen actos de posesión en conchas vacías de caracol 
y las convierten en sus viviendas temporales, mientras continúan creciendo y van requiriendo una casa cada vez más grande, acorde a su tamaño y con el propósito de proteger su blando abdomen 
a diferencia de muchas otras especies de cangrejos. Como el simpático personaje de la foto, son muy complejos y necesitan de condiciones que tan sólo les ofrece el mar y las playas, para vivir hasta más de un par de décadas.

Cuando pienso de nuevo en el crecimiento poblacional que viene observando nuestra ciudad, junto a su zona conurbada y los problemas de movilidad que nos están rebasando a gran velocidad y sin precaución alguna, me da la impresión que como comunidad sentimos lo que estos crustáceos cuando se sienten apretados en su casa-ciudad, la cual no crece de igual manera y sin la suerte de voltear a nuestro entorno para encontrar una de mayor capacidad.

Me parece que ya se está haciendo tarde y es urgente pensar en alternativas presentes y a futuro, que realmente nos permitan dejar de usar el automóvil como medio de transporte para quienes tenemos la posibilidad y utilizamos hoy día ese medio, en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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