Sus apellidos dicen que debería ser una gran operadora política, pero su actuación en los cargos que ha ocupado hasta ahora dista, todavía, de alcanzar el nivel de la dinastía que representa. Primero como secretaria de Turismo, luego como secretaria de Relaciones Exteriores en el gobierno de Enrique Peña Nieto, Claudia Ruiz Massieu no logró trascender a la idea de que llegó a esas posiciones por recomendación de su tío, el expresidente Carlos Salinas de Gortari. Pero en donde más quedó a deber, por el peso político de sus apellidos, es en su actuación como dirigente nacional del PRI.

Originalmente compañera de fórmula de Enrique Ochoa Reza, Claudia tenía todo a su favor para superar a la pésima dirigencia del exdirector de la CFE; en apenas un año que le tocó dirigir al viejo partido, sólo tenía que levantar la moral del priismo, tras la peor derrota de su historia, tratar de sortear lo mejor posible la crisis y conducir atinadamente un proceso interno para renovar la dirigencia nacional en condiciones que le permitieran al desgastado priismo recuperar aunque sea un poco de lo mucho que perdió en las elecciones presidenciales de 2018. Casi podría decirse que a la doctora Ruiz Massieu sólo le tocaba estabilizar al paciente priista en terapia intensiva, prepararlo para salir del coma y comenzar, desde cero, sus terapias de rehabilitación.

Pero hoy, que la crisis le ha estallado por las rupturas y descalificaciones en su proceso interno, y nuevamente se encienden señales de alerta en los signos vitales del priismo, no faltan voces dentro de su partido que culpen a la dirigente nacional de ser la responsable de la renuncia estridente del doctor José Narro Robles por no hacer cumplir los acuerdos que ella misma hizo con los aspirantes a dirigir el priismo, además de permitir las injerencias externas en la elección interna que, todavía no empieza, y ya ha sido descalificada y puesta en duda por los propios priistas.

“La crisis es suya, debería renunciar”, comentó a esta columna un exdirigente nacional del PRI que ha cuestionado la validez de una elección interna porque no tendrá un padrón confiable y presenta de antemano signos de un favoritismo abierto hacia uno de los candidatos.

LA DIRIGENTE DEL PRI ¿ABOGANDO POR EL PAN?

Mientras en las estructuras locales y nacionales se quejan de un “desapego” de la dirigente nacional del priismo de base, y cuestionan lo poco que Claudia Ruiz Massieu visita los estados o se reúne con los liderazgos locales y con los priistas de abajo, a la lideresa del tricolor parece que se le dan más los acuerdos y las negociaciones cupulares, aunque no siempre sean en favor de su partido.

Una historia que cuentan fuentes muy cercanas a la oficina de Ruiz Massieu y que corroboran con fechas, datos y nombres de los personajes involucrados, señala que la dirigente del PRI realizó varios cabildeos y reuniones para empujar que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificara, en diciembre pasado, el triunfo de la fallecida panista Martha Erika Alonso en la gubernatura de Puebla.

A principios de diciembre de 2018, el día 2 o el 3, Ruiz Massieu se reunió en privado con la magistrada Janine Otálora, entonces presidenta del Tribunal, para analizar el caso de la gubernatura de Puebla, cuya resolución estaba por emitir la Sala Superior del TEPJF. Al igual que varios panistas y también que otros priistas de alto nivel, la dirigente nacional del PRI estaba cabildeando a favor de que se reconociera el triunfo de Martha Erika, debido a un acuerdo pactado con el finado Rafael Moreno Valle.

El primer encuentro entre Ruiz Massieu y Otálora se realizó en las oficinas privadas de la lideresa priista en Polanco, en la calle de Lord Byron. En esa reunión la dirigente del PRI le ofreció a la magistrada que, a cambio de su apoyo en este caso, tanto ella como otros políticos, incluso de Morena, realizarían “discretamente un intenso cabildeo” para que fuera incluida en la terna para ocupar la vacante que dejaría por esas fechas el ministro José Ramón Cossío, propuesta que sería hecha, le dijo, a través de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

Dos días después, pero ahora en una residencia de la familia Ruiz Massieu en Calzada de Las Águilas, Claudia y Janine sostuvieron otra breve reunión para seguir estructurando la estrategia para el caso Puebla. Esa fue de escasa media hora, porque Ruiz Massieu tuvo que salir a otros compromisos. Después de ese encuentro, ya no volvieron a verse personalmente y solo mantuvieron comunicación por correo electrónico y WhatsApp hasta que el 9 de diciembre el Tribunal emitiera su fallo a favor de ratificar el triunfo de la panista Martha Erika Alonso y el voto de la magistrada Otálora resultara ser el decisivo en esa votación.

LOS ENCUENTROS CON SCHERER

Intentando cumplir su compromiso de impulsar a Janine Otálora para la Suprema Corte, Claudia Ruiz Massieu se entrevistó con Julio Scherer Ibarra, el 4 de enero por la noche, para abordar el tema de la terna que enviaría el presidente López Obrador al Senado. En las oficinas particulares del consejero Jurídico de la Presidencia, en Las Lomas, éste le comentó a la dirigente del PRI que el presidente le había pedido que fuera él quien tuviera la interlocución con los ministros de la SCJN y no Olga Sánchez “porque la ministra tenía muchos intereses personales y familiares en la Corte”.

Scherer le dijo a Ruiz Massieu que a pesar de que Olga Sánchez estaba impulsando a Janine Otálora para la vacante de la Corte, “la magistrada no tenía ninguna oportunidad” y menos después de su actuación en el asunto de la gubernatura de Puebla. Apenas salió de la oficina del consejero jurídico, Claudia le comunicó a Otálora que estaba fuera de la terna, a lo que la magistrada respondió que tenía muchas presiones por parte del Ejecutivo federal para que renunciara a la presidencia del Tribunal Electoral, lo que finalmente ocurrió el 23 de enero pasado.

Unos días después, el 30 de enero, Claudia Ruiz Massieu tomaría un vuelo a Madrid donde se encontró en el Hotel Villa Magna con su tío, el expresidente Salinas y con Enrique Peña Nieto y su novia Tania Ruiz Eichelmann, para salir juntos a un viaje de varios días por la región de Andalucía. Allá fue la última vez que comentó el tema de su operación para conseguir el triunfo del PAN en Puebla y el caso de la magistrada que se quedó sin la presidencia y sin lugar en la Corte.

Hoy que las cosas se le complican en la dirección nacional del PRI y que el proceso para renovar la dirigencia se le va de las manos aún sin haber comenzado, sería bueno que Claudia Ruiz Massieu sacara un poco de la casta que, en teoría tiene por su ADN político, porque de lo contrario terminará por entregar a un PRI moribundo y desahuciado, y lo que es peor, superará, con creces, a la que hasta ahora era la peor dirigencia en la historia del priismo, la de su amigo Enrique Ochoa.

NOTAS INDISCRETAS…Ayer el presidente López Obrador celebraba el superávit comercial de 70 mil millones de dólares que tiene México con los Estados Unidos; lo hacía para reforzar la importancia de la relación comercial con nuestro vecino. El problema es que este tipo de declaraciones, más viniendo del mandatario mexicano, no hacen sino exacerbar la visión que tiene Trump de imponer nuevos aranceles a México y Canadá, como una forma de equilibrar “los tremendos envíos de ciertos productos” mexicanos y canadienses a los Estados Unidos. El jueves 20, luego de su reunión en la Casa Blanca, con el ministro canadiense, Justin Trudeau, Trump respondió a los reporteros que le preguntaron si habría nuevos aranceles para Canadá y México. “Veremos. Ellos tienen que hacer lo que tienen que hacer. Nosotros no podemos tener grandes, tremendos envíos de ciertos productos. Ellos entienden eso muy bien”. O sea que ¿volverán los aranceles con todo y que México le esté sellando la frontera sur para detener la migración?...Los dados mandan Serpiente doble. Buena semana.

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