“Los militares en el poder son más peligrosos: mienten más y
roban más... porque se levantan más temprano".
EG.

Somos un país peligrosamente militarizado, los soldados hacen de todo: construyen lo mismo aeropuertos, que sucursales bancarias, que trenes, administran puertos y aduanas, realizan labores de rescate en desastres naturales, detienen sospechosos, hacen interrogatorios, despliegan inteligencia y controlan todos los aspectos relevantes (y muchos de los no tan relevantes) en la seguridad del país.

Esto no es nada nuevo, desde siempre los militares han ejercido un papel indispensable en la vida del país y, a cambio, se han vuelto una institución tabú, poco transparente en sus manejos financieros y, hasta hace poco tiempo, incuestionable e intocable en sus actividades en materia de seguridad, incluso sin importar el respeto a los derechos humanos.

Abundan testimonios y trabajos periodísticos, ninguno ciento por ciento confirmado ni mucho menos investigado por la autoridad, sobre el ejército aliado a grupos criminales para acabar con los Zetas, es vox populi, un secreto a voces, por ejemplo, la supuesta alianza con el Cártel de Sinaloa y la protección que distintos mandos pudieron brindar a las células del Chapo Guzmán a cambio de sobornos e información. Ningún grupo criminal puede crecer, como han crecido los narcos mexicanos, sin el apoyo del gobierno.

Mientras los trapos sucios se lavaban en casa el pacto pudo funcionar, a costa, eso sí, de cientos de miles de vidas en una escalada de violencia sin precedente en la historia contemporánea de México, pero siempre con las complicidades bajo la alfombra.

Sin embargo, todo tiene un límite y el nuestro llegó bajo la batuta del Tío Samque hoy se debate en una profunda crisis institucional.

Aunque el presidente López Obrador señala lo contrario, todo parece indicar que la detención de Salvador Cienfuegos llegó por sorpresa, nadie nunca pudo advertir al gobierno mexicano sobre lo que venía.

De acuerdo a fuentes norteamericanas en la DEA, el tema se mantuvo en secreto en todos sus detalles incluso hasta para los más altos mandos del gobierno gringo, la poca diplomacia de Donald Trump para con las instituciones de su país han generado una especie de trabajo “por la vía libre” en varias oficinas de seguridad, en las fiscalías y en el mismo poder judicial que Trump ataca con cierta regularidad.

Quizá, de ahí que el nuevo adversario de la 4T es, hoy día, la oficina de la DEA, de la que el presidente López Obrador exige autocrítica y transparencia sobre las operaciones que mantiene en nuestro territorio. No es para menos, en esta ocasión una llamada amistosa con el “amigo” Trump no servirá absolutamente de nada, la DEA tiene en sus manos al Ejército Mexicano.

Seguramente, el tema será usado en la campaña de Trump para intentar ganar votos, pero no será determinante en la elección, es muy tarde para construir una narrativa que funcione.

Para cuando el juicio contra el Padrino inicie formalmente, es muy probable que Estados Unidos tenga un nuevo presidente, uno que, de hecho, no simpatiza mucho ni con la 4T ni con sus políticas radicales y que, además, cargará algunas facturas pendientes...

Entonces, Cienfuegos será una hoguera para el Palacio Nacional.

De Colofón

Con los resultados de Coahuila e Hidalgo queda claro que Morena sirve para muchas cosas menos para operar campañas y elecciones. Sí, son el partido más poderoso y, por lo visto, también el más
incompetente.

Google News