Mientras nos centramos en la guerra comercial China-EU, están ocurriendo procesos históricos de los que no siempre nos percatamos. Este es el tema central: los dos grandes rivales geopolíticos son también dos grandes socios que dependen altamente el uno del otro, lo cual ocasiona que el conflicto que naturalmente emerge entre ambos, tenga que coexistir con incentivos para cooperar a pesar de su rivalidad. Esto podría estar ahora cambiando.

Primero, cuando un personaje con las características de Trump impone aranceles argumentando que quiere reducir el déficit comercial que EU tiene con China o erradicar el comercio injusto, no está pensando en geopolítica, sino en política (y no es lo mismo). Lo que sucede es que, en el caso concreto de China, resulta que la visión de Trump hoy tiene varios puntos de coincidencia con otros actores en Washington quienes sí están pensando en cómo reorientar la estrategia de largo plazo de la máxima superpotencia para contener la expansión china.

Segundo, de acuerdo con declaraciones, textos y análisis varios, EU es percibido en China como una superpotencia en declive, lo que genera vacíos y áreas de oportunidad no solo en temas militares sino en cuestiones de inversión de infraestructura, influencia económica, financiera, tecnológica, política y diplomática, entre otras. Como ha quedado claro, China está dispuesta a aprovechar esos vacíos, y ocupar el espacio que percibe que merece. Sin embargo, desde la óptica china, esto no tiene necesariamente que provocar choques. Esto, obviamente, no es visto de este modo en Washington. En la visión de distintos actores en EU, China detectó muy a tiempo que la Casa Blanca estaba demasiado concentrada en su lucha contra el terrorismo (desde al menos 2001). Esta brutal distracción ha sido aprovechada por Beijing para avanzar en distintas esferas sin que EU dedique los suficientes recursos y esfuerzos para contener su progreso.

Tercero, la interdependencia. Quizás el elemento que más distingue a este momento de la historia, de otros en los que una potencia emergente choca con la potencia dominante, es el grado de interconexión existente entre EU y China en tiempos de globalización y segmentación transnacional de los procesos productivos. China era (hasta hace unas semanas) el mayor socio comercial de EU. A la vez, China es el mayor acreedor de la deuda estadounidense, lo que les hace aún más codependientes. Esta serie de factores propician, al menos en teoría, que ambos países se vean forzados a negociar y cooperar, y en cambio, tienden a desincentivar el conflicto.

Esta es la importancia de los eventos que estamos viviendo. De no detenerse —pronto— la escalada actual, se podría estar colocando las primeras semillas de la desvinculación o disociación entre ambas economías, lo que podría eventualmente reducir los beneficios que ambas encuentran hoy para seguir negociando y evitar el conflicto. Esto no implica que estemos previendo un enfrentamiento armado entre estas superpotencias. Sin embargo, los temas que hoy ya las confrontan tenderán a incrementarse pues bajo condiciones de una menor interdependencia, se incrementa el riesgo de que un solo incidente, un error de cálculo o una percepción equivocada, active un choque de mayor nivel. Quienes están proponiendo y empujando la desvinculación, piensan que no hay opción y que es necesario correr ese tipo de riesgos. Hay otros que piensan que aún se está a tiempo de negociar salidas alternativas. Pero tenemos que estar conscientes que de lo que está hablando va mucho más allá del comercio.

Analista internacional. @maurimm

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