En noviembre de 1907, el periodista norteamericano James J. Creelman llegó a México, para realizar una entrevista al presidente Porfirio Díaz. Los días 3 y 4 de marzo de 1908, el diario El Imparcial, de la Ciudad de México, reproduce en español el texto de la entrevista, dos asuntos interesaban a Teodoro Roosevelt: si el presidente Díaz pensaba reelegirse y sobre las inversiones extranjeras.

Doralicia Carmona en su Memoria Política de México, refiere las declaraciones del presidente Porfirio Díaz; Creelman le pregunta: “—¿Cree usted exacta, señor Presidente, la aserción de que exista la verdadera democracia, ahí donde no existe la clase media?— Contesta el general Díaz: En la clase media, que viene en alguna proporción, de la clase pobre y a su vez, con pocos elementos de la rica, se forman los mejores y más saneados elementos que anhelan su propia elevación y mejoramiento; es la clase entregada con ardor al trabajo más activo en todas sus fases, y de ella extrae la democracia a sus propagadores y a sus adeptos. Es la clase media la que interviene en la política y de la que depende el progreso en general.”

Díaz menciona que su larga permanencia en el poder y la insignificancia de los disidentes, implicaba la aceptación tácita de su estilo personal de gobernar. La creencia presidencial de que había llegado el momento en que el pueblo podía cambiar a sus gobernantes por medio de elecciones pacíficas y sin peligro para la estabilidad del país, no estaba exenta de ambigüedades y de dudas. Ubicaba a la democracia mexicana en un futuro impreciso, indicando que era algo que debía seguir ‘creciendo’.

Para Eduardo Blanquel “La entrevista Creelman”, en: Así fue la Revolución Mexicana, comenta “el esquema entero de la entrevista aparece montado sobre una de las ideas más caras y originales del positivismo mexicano de Justo Sierra”.

La entrevista causó gran expectación en la opinión pública, se pensó que Díaz ya no se reelegiría… pero se postuló nuevamente.

Mientras tanto, se formaron múltiples Clubes Liberales, como antecedentes del Partido Liberal, fundado en 1906, integrado, entre otros, por los hermanos Flores Magón, Enrique y Ricardo, quienes estaban en contacto con las idea del anarcocomunismo promulgadas en Europa por Piotr Kropotkin y Errico Malatesta. El grupo que dentro del Partido Liberal Mexicano tuvo mayor influencia fue la llamada Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, que transitó del liberalismo al anarquismo, desde ahí hicieron los primeros planteamientos teóricos y se planearon las primeras insurrecciones.

En 1904, Francisco I. Madero, terrateniente del norte del país, fundó el Club Democrático Benito Juárez y en 1908, publicado el libro La sucesión presidencial en 1910, en el que afirmó que el pueblo debe retomar el ejercicio de sus derechos políticos y dar fin a la dictadura, y que Porfirio Díaz debía acceder a la formación de partidos políticos y evitar las elecciones fraudulentas. Formó el Centro Antirreeleccionista de México y en diciembre de 1909, Madero visitó Querétaro, realizando un mitin en la Alameda Hidalgo, asistieron algunas personas, pero la mayor parte de la población se mantuvo indiferente.

En 1910, el Partido Antirreeleccionista nombró a Madero candidato a la presidencia; Díaz, lo acusó de incitación a la rebelión, por lo que fue apresado en San Luis Potosí, su familia consiguió su libertad condicional, escapó a Texas y desde allí redactó el Plan de San Luis que proclamaba la división de poderes, soberanía de los estados, libertad de los ayuntamientos, efectividad de los derechos de los ciudadanos, ampliación de las libertades políticas, la no reelección del presidente de la República, gobernadores y presidentes municipales, y la exhortación a los ciudadanos para levantarse en armas contra las autoridades gubernamentales. Este programa, lo puso en marcha en breve paso por la presidencia de la República, pues el país seguía inmerso en una situación convulsionada.

El 18 de febrero de 1913, Victoriano Huerta se declara presidente interino de la República, el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza Garza expide el decreto en el que lo desconoce y hace un llamado al orden constitucional en la República, excitando a los gobiernos de los demás estados, a los jefes de las fuerzas federales, rurales y auxiliares de la Federación para que hicieran lo mismo.

El 26 de marzo de 2013, en la Hacienda de Guadalupe, Coahuila, Carranza lanzó un documento al que llamó “Plan de Guadalupe”, donde manifestó los motivos de la revolución constitucionalista. En siete puntos planteó los objetivos e esta etapa revolucionaria. Se fue adicionando, en muchos estados de la República, con una diversidad de ordenamientos legales para alcanzar la justicia social, referente al trabajo, dotación de tierras, contratos civiles y otras materias… (continuará).

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