“El amor absoluto no se fundamenta en el apego, sino en el altruismo, que es la respuesta más eficaz contra todo sufrimiento”, Dalai Lama. 
El poder y privilegio de servir a los demás, nuevamente me acerca a ustedes este día, gracias al mundo de la comunicación escrita.

Seguramente todos quienes me leen ahora han pronunciado al menos siendo quizá algo exagerada una vez en su vida la palabra altruismo, pero pocos supongo se han adentrado al origen de ese vocablo. Para eso hoy se los aclararé: altruismo, cuyo significado es amor o caridad hacia la humanidad, fue una palabra acuñada por Augusto Comte hacia el año de 1830. La llevada y traída palabra, tiene una dimensión de dar o compartir, tiempo, dinero comida o cualquier otro bien con la sociedad. Pero indica algo más que dinero y alimento. Cuando se es indulgente y amable con las personas, se demuestra generosidad de espíritu. Definitivamente el mundo sería un lugar mejor si más personas mostrasen altruismo hacia los demás. Para ejemplificarlo, parafraseo a Phil Bosmans, quien decía “sólo una persona feliz puede hacer feliz a otro”.

Un ejemplo concreto y lúcido que se desprende de ese pensamiento es la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), que se define como la contribución al desarrollo humano sostenible, a través del compromiso y la confianza de la empresa hacia sus empleados y las familias de éstos, hacia la sociedad en general y hacia la comunidad local, en pos de mejorar el capital social y la calidad de vida de toda la comunidad. El objetivo principal de la responsabilidad social empresarial es que el impacto positivo que causan estas prácticas en la sociedad se traduzca en una mayor competitividad y sostenibilidad para las empresas. Así, ser responsable socialmente generará automáticamente más productividad, puesto que una mejora en las condiciones para los trabajadores optimizará también su eficacia.

Aquí hago un paréntesis, para indicar que no estoy abordando un tema de ficción, sino que existen gobiernos corporativos, que llevan a cabo dicha práctica. Y para muestra basta un botón, a continuación les presento una síntesis de la labor de algunas empresas.
INDRA. “La responsabilidad social debe garantizar la sostenibilidad de la compañía y estar alineada a los objetivos del negocio, tomando en cuenta a todos nuestros grupos de relación”, Karla Ramírez, responsable de RSC de Indra en México.

Aportación social: Indra considera que la mejor aportación que se puede realizar a la sociedad en a través de la innovación en soluciones y servicios tecnológicos, por lo cual contribuye a la disminución de la brecha digital a través de su iniciativa “Cátedra de Tecnologías Accesibles”, un proyecto de investigación e innovación tecnológica para poner al servicio de las personas con discapacidad las soluciones y aplicaciones para dispositivos móviles que faciliten sus tareas y la inclusión laboral. Aunado a ello, Indra firmó en 2004 el Pacto Mundial de las Naciones Unidas y elabora anualmente su informe de Progreso, donde especifica los avances que se llevan a cabo. Además, la compañía muestra su compromiso con la Declaración de Derechos Humanos.

MARSH. “Estamos comprometidos con hacer un cambio positivo enfocándonos en las cosas que son importantes para nuestros colegas, clientes accionistas y comunidades, haciendo la diferencia en los momentos que importan a través de los servicios que ofrecemos. Como ciudadanos corporativos trabajamos al logro del bien común”,  Kathy Rodríguez, gerente de Responsabilidad Social Empresarial.

Esta firma de la cual ahora les comparto, tiene sus directrices perfectamente delineadas para la consecución de esta labor y ahora se las diré.
Ámbito económico-corporativo: La división regional de Marsh Latinoamérica y el Caribe (LAC) ha sido nombrada, por cuarto año consecutivo, Mejor Corredor de Seguros de Latinoamérica y por la Revista Reactions.

Me agradó mucho al conocer acerca de su trabajo el conocer que la empresa fue finalista del Reconocimiento a las Mejores Prácticas otorgado por el Centro Mexicano para la Filantropía en la categoría de Ética Empresarial por su Programa de Protección de Datos. 
Más logros... Durante  2017 recibieron su puntaje más alto en el CDP Climate Change, logrando una calificación de A-. Por su parte, la revista Barron’s, principal publicación para inversionistas en el mundo, nombró a Marsh & McLennan Companies una de las 100 compañías más sustentables a nivel global.

Ahora, una labor que me emociona aún más como amante de la genialidad de las letras, los libros y las historias que parten de la inventiva humana, es que lanzaron la campaña “Niños lectores, niños transformadores”, por medio de la cual donaron 500 libros a una escuela primaria en la CDMX, y realizaron jornadas de cuenta cuentos con la población escolar de dicha institución.

Y estas son tan sólo dos empresas socialmente responsables, por ahora no les platico de más por respeto al espacio otorgado para esta columna, no obstante, les seguiré dando a conocer de más corporaciones que encajan perfectamente en el mundo de la responsabilidad social.
Por ahora, me despido con mi acostumbrada frase: “¡Hasta siempre, me voy a ser feliz, haga usted lo propio!”. Los espero el próximo sábado.

*Mtra. en Admon., periodista y presidenta de Fundación Arca, A.C.
comunicacionsocialarca@gmail.com
Twitter: @ochoa_a

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