El mundo de los toros por más que quiere ser un escaparate para los países donde se llevan a cabo corridas, no deja de estar involucrado en los problemas que dichos países tienen. Y es que nada como llegar el fin de semana para descansar plácidamente viendo fútbol, saliendo con la familia, ir a desayunar, comer y cenar, vaya desenchufarse de los problemas, estrés y circunstancias que vemos y oímos a lo largo de la semana, y por la tarde de domingo obviamente ver la corrida de la Temporada Grande es de lo más hermoso digno de un fin de semana de ensueño.
¿Por qué empiezo de esta manera una columna taurina? El pasado domingo al disponerme a ver la corrida de la Plaza México, donde se presentaba “El Pirata” Juan José Padilla, Fermín Rivera, y José Mauricio con toros de Villa Carmela parecía una corrida más pero no, como siempre en una tarde de toros todo puede pasar y pasó.
El Jerezano Padilla partió plaza con el primero de la tarde llamado “Bordador”, de 527 kilos, le recibió con pases magníficos y al momento del brindis se ganó a la gente e hizo algo que nadie había hecho. Brindar y recordar la situación de los 43 estudiantes desaparecidos de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro Burgos”, y entonces este servidor se puso a pensar después de agradecer ampliamente el gesto, una vez más un extranjero poniendo el ejemplo a los mexicanos y haciendo parte al toreo de la situación tan triste, preocupante y aberrante que vive México, y es que debo aplaudir y reconocer que los estudiantes de todas las casas de estudios públicas del país se han manifestado en varias ocasiones, saliendo a las calles a protestar por la desaparición de sus y nuestros compañeros, a reclamar a un gobierno que cada día que pasa muestra su ineptitud y sus niveles de corrupción. Cabe mencionar que al final de la corrida “El Pirata” Padilla indultó a su toro de regalo y salió en hombros por la puerta grande, como si fuera un regalo divino.
Hablar de Ayotzinapa no sólo es hablar de los muchachos en Iguala que el Estado mató y desapareció, sino es hablar de un cáncer llamado corrupción que a pesar de que nuestro país ha aprendido a vivir con ella no deja de ser sucia y asquerosa. Es hablar de una policía infiltrada en el narcotráfico es hablar de niveles de poder exorbitantes. Es hablar nada más ni nada menos de una crisis que tiene a México dolido y con sed de justicia.
Siempre en todas nuestras acciones pedimos que se haga justicia ya sea al ganar algo, al comprar, o vender algo pensamos en algo justo. Incluso en los deportes y el arte pedimos y exigimos que si se merece una oreja un rabo o un indulto se le dé, ya que de no hacerlos toda la plaza se le va a mentadas al juez llamándolo "ratero".
¡Ya basta!, este columnista está indignado y está molesto con lo que se ve del gobierno pero no es suficiente estar así, es por eso que desde nuestra trinchera por lo menos la de este servidor se hacen llamados a seguirse manifestando siempre pacíficamente por más infiltrados, por más amenazas y por más demagogias, este México se tiene que cambiar y justo en este día que se conmemora a la Revolución Mexicana es momento de llamar a una nueva revolución pero esa revolución tiene que ser de ideas de acciones de valores, nosotros nos ha tocado vivir desgracias por gobiernos opresores, desgracias naturales, y miren siempre nos levantamos a trabajar con el único objetivo de vivir decente.
La mecha está encendida y vivimos tiempos de decisiones y yo sé que esta es una columna diferente que habla y toca temas taurinos pero no podemos estar exentos de lo que pasa en el país y así como un español ya sea por interés o porque realmente lo siente, de la misma manera se hace un llamado a la comunidad taurina que siempre se organiza a mostrar el descontento social dentro y fuera de las plazas, dentro de los ruedos, ya que es nuestra oportunidad histórica no solo de unir fuerza y despertar al llamado “Gigante de Norteamérica” sino de tratar de tener un mundo y un México más justo. Por Ayotzinapa, por México.