Para muchos de los que siguieron de cerca la visita del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, a Washington, D.C. en Estados Unidos no fue rareza que el primer acto protocolario dentro de la agenda fuese llevar ofrendas florales tanto al monumento de Abraham Lincoln como al de Benito Juárez, ¿Benito Juárez?, ¿y cómo fue que llegó una estatua del Benemérito de las Américas a esas tierras?

Como primer punto déjenme decirles que no es la única estatua de un personaje mexicano en la Unión Americana. A lo largo y ancho, podemos encontrar varias estatuas, monumentos y bustos de al menos cinco personajes que dan testimonio de los lazos que unen a ambos países, a pesar de quienes pretendan levantar un absurdo muro. La más polémica de todas es la de Pancho Villa en Tucson, Arizona, pues ha sido el único invasor a la Unión Americana continental. El 9 de marzo de 1916 atacó con sus tropas la ciudad de Columbus, Nuevo México, y para 1981 se inauguraba su figura en un parque del centro de este sitio. El gobierno mexicano la regaló como gesto de amistad y el entonces gobernador Bruce E. Babbitt la recibió, a pesar de que algunos habitantes la calificaron como una “afrenta”.

Antes de hacer mención de más ilustres, debo decirles que existe una más de Benito Juárez, con apenas 13 años de antigüedad, que está en el corazón de Manhattan, es obra del escultor mexicano Moisés Cabrera y es la única de un prócer mexicano en Nueva York, se ubica en el parque Brayant en la Sexta Avenida, casi al cruce con la calle 42.  ¿Heróes de la Revolución Mexicana?, pero claro, en el Chicano Park de San Diego y en el centro, podemos encontrar a Emiliano Zapata. Por otro lado, el Padre de la Patria de México tiene su estatua en el Mission Dolores Park de San Francisco. La figura de bronce de Don Miguel Hidalgo y Costilla, realizada por Juan F. Olaguibel, fue presentada en 1963 a la comunidad mexicoamericana. También tienen en aquellos lares al héroe de la Batalla de Puebla, Don Ignacio Zaragoza, que venció al imbatible ejército francés en 1862  y que nació en lo que hoy es el condado de Goliad, Texas. Debido a su importancia tiene varios bustos y estatuas, las más imponentes están en su natal Goliad y en Laredo.

El punto es que la estatua que visitó AMLO en su viaje a Washington, D.C. también tiene su historia y reza así: en 1966, el presidente de Estados Unidos Lyndon Johnson visitó México para donar una estatua del presidente Abraham Lincoln, (réplica del monumento diseñado por el arquitecto Augustus Saint-Gaudens, que está en Chicago), ya que este mandatario estadounidense es uno de los más apreciados por los mexicanos, pues cuando fue legislador en el Congreso de su país, se opuso firmemente a la intervención militar en México (1846-1848). Como respuesta amistosa, el gobierno mexicano hizo llegar la estatua dedicada a Benito Juárez. El icono se inauguró el 7 de junio de 1969 en Washington. El entonces presidente Dean Rusk mencionó en su discurso: “Hemos compartido con México uno de nuestros grandes héroes y ahora México comparte con nosotros uno de sus grandes hijos”.

La estatua de Benito Juárez está ubicada en el cruce de las avenidas Nuevo Hampshire y Virginia. La obra se trata de una réplica del monumento del escultor Enrique Alciati. Para su traslado, viajó en camión desde México a Laredo, Texas, para luego transbordar a un ferrocarril con destino a Washington.

Así que, para quienes gustan de visitar monumentos, bustos y estatuas, ya tienen tarea y varios destinos por conocer. Hoy terminamos la columna con la frase que se encuentra al calce de su estatua, “Respect for the rights of others is peace”, “El respeto al derecho ajeno es la paz”.

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