En política ocurre lo mismo que en el beisbol. En ocasiones y para que el equipo gane, uno de sus jugadores se sacrifica. En el beisbol el bateo de sacrificio ocurre cuando el bateador que se sacrifica en lugar de buscar el “homerun” solo “toca” la pelota que le envía el Picher sabiendo de antemano que él será “puesto out” pero con la ventaja de que hará que “los corredores en base y de su equipo” avancen.
El bateo de sacrificio en política y al que al Presidente López Obrador le gusta recurrir, ocurre cuando manda a uno de sus subordinados, integrantes del gabinete o legisladores, a declarar o a presentar una iniciativa polémica. Ello le permite al Presidente varias cosas. Por un lado distraer al público y al equipo rival para que sus propuestas (léase jugadores) avancen. Por otro lado también le permite observar la respuesta a una determinada acción o propuesta tanto de la llamada oposición como de la ciudadanía en general. Un tercer beneficio es el de darle la oportunidad al mismo Presidente de posicionarse positivamente en tal o cual tema. Ejemplos de lo anterior son:
La propuesta de eliminar las comisiones bancarias presentada por el senador Monreal solo distrajo a la opinión pública sobre otros temas más relevantes de la agenda nacional. La propuesta, que desde luego fue bien vista por los ciudadanos, nació prácticamente muerta. Sin embargo permitió que la gente se distrajera con ella y al mismo tiempo le permitió al Presidente posicionarse positivamente con los ciudadanos al señalar que él no estaba de acuerdo.
Ejemplo de cómo medir la respuesta de la oposición y de la ciudadanía en general es la también propuesta del senador Monreal de desaparecer el Consejo de la Judicatura y la de nombrar una nueva sala anticorrupción en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (ello implica el nombramiento de 5 ministros nuevos que acorde a lo que hemos venido observando serán más leales al Presidente que al deber de velar por la justicia en el país, hecho que le permitirá al Lic. López Obrador controlar al Poder Judicial). En este caso si la propuesta llegara a avanzar el Presidente gana, pero si la propuesta fracasa quien fracasa es el “sacrificado” senador Monreal y no el Presidente. No sobra señalar que un senador con la experiencia y colmillo de Monreal difícilmente se atrevería a presentar una iniciativa como la señalada, por el enorme impacto que generaría, sin antes tener el visto bueno del Sr. Presidente.
Un ejemplo en el cual el político sacrificado permite al Presidente posicionarse lo observamos cuando el Subsecretario de Hacienda propone el regreso del cobro de la tenencia y el Presidente manifiesta dramáticamente en respuesta a dicha propuesta “que en su gobierno no habrá nuevos impuestos”. En este caso el funcionario sacrificado fue nuevamente el Sr. Subsecretario (aquí también resulta infantil creer que un alto funcionario de Hacienda propondrá la implementación de un nuevo impuesto o el regreso de uno ya abandonado sin el consentimiento directo del mismo Presidente).
En suma, el Sr. Presidente López Obrador, quien como todos sabemos es aficionado al beisbol, utiliza de manera magistral la estrategia del “bateo de sacrificio”. Hasta el momento los resultados le han sido sumamente favorables. Nos ha distraído de los puntos importantes para el desarrollo del país, los debates generalmente se han concentrado en temas hasta nimios para el bienestar de los mexicanos. Ha medido a la opinión pública y de la oposición sin asumir un desgaste propio y también le ha permitido posicionarse como él ha querido (reflejo del éxito que ha alcanzado en este sentido son las encuestas que le reconocen una gran popularidad y aceptación).
Fuente de los Deseos; Ojalá todos sepamos “poner out” a las propuestas absurdas sin permitir que otras igualmente absurdas y erroneas avancen.
Comisionado del Consejo Estatal Contra las Adicciones (CECA). @TAMBORRELmx