Vaya escandalera la de Luis Miguel Barbosa, coordinador del PRD en el Senado, quien declara amor por López Obrador, dueño de Morena, o más bien desamor desesperado por Los Chuchos, de Nueva Izquierda, navegantes de la política a bordo de un cascarón de huevo.

¿El Partido de la Revolución Democrática, a estas alturas, es la imagen  de un sol —azteca— en el ocaso; una estrella enana en proceso de extinción?

Corren apuestas para ver hasta cuándo AMLO se da por aludido… y le pone maceta a la flor que le mandó Barbosa.

La abrupta declaración del legislador poblano, para intentar convencer a sus correligionarios de apoyar a  El Peje como candidato a la Presidencia de la República, no va a demoler al PRD, ya demolido. Lo importante es expresar la suma de todas las inconformidades, miedos, oportunismos y reclamos que brotan de su entraña. Vea usted cómo en la bancada perredista en el Senado, seis integrantes —y contando— han renunciado a militar en ese partido-partido.

¿Barbosa se pone el parche antes de que al grano le salga más pus, luego de que algunos de sus colegas, salvo el guerrerense Armando Ríos Piter, y el mexiquense Alejandro Encinas, han buscado refugio en brazos de Morena?

Quienes abandonan el barco perredista no encuentran cabida en un espacio monopolizado por una burocracia empeñada en alianzas con el poder… para vivir del presupuesto. Quienes han acaparado la dirección del PRD han terminado por tragarse al partido.

El escándalo de Iguala; el error cometido en la designación del candidato al gobierno de Oaxaca; el desprecio a la presidencia del intelectual Agustín Basave, y ahora el boicot a una eventual coalición opositora en el Estado de México son solo algunas muestras de una conducción desastrosa, marcada por alianzas sospechosas y el desdén a los de casa.

Le digo que el PRD parece un cascarón de huevo, sin huevo; con Morena en ascenso, la hemorragia parece incontenible.

De los 13 senadores perredistas que aún quedan, Angélica de la Peña —esposa de Jesús Ortega, El Chucho Mayor— acusa de traidor a Barbosa; le exige devolver el timón del submarino amarillo. Jesús Zambrano descalifica a Barbosa por carecer de compromisos y convicciones.

Es cierto que Barbosa no deja al partido, ni a su fracción parlamentaria, pero su apoyo a Andrés Manuel solo puede entenderse de una manera: ni la dirigencia oficial, ni la plana mayor de Los Chuchos han sido capaces de unir a sus correligionarios al no ofrecer una propuesta viable, ya no digamos un aspirante presidencial sólido. En este punto, Barbosa da un machucón a su tocayo Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la CDMX, quien queda expuesto al aguacero con un paraguas roto por  la incapacidad de Alejandra Barrales para poner a las tribus en orden.

La inconformidad encuentra una ruta de escape en las profundas grietas de la estructura partidista. La cercanía de las elecciones del Estado de México, el 4 de junio, y el venidero año electoral, solo agravarán la situación. El PRD está condenado a quedar como una fuerza testimonial, como esas franquicias que viven del presupuesto pero carecen de peso a la hora del pleito en la arena política.

Vaya culebrón. 

EL MONJE PROCURADOR: El Ministerio Público Federal avanza con sigilo en el escándalo Odebrecht. Por acuerdo con fiscalías de once países afectados por actos de corrupción, cometidos por el mega consorcio brasileño, será hasta el 31 de mayo —dentro de 90 días— cuando conozcamos el o los nombres de los funcionarios de Pemex que habrían recibido 10.5 millones de dólares en sobornos a cambio de otorgar contratos, según confesaron ejecutivos del consorcio. De aquí a entonces, la PGR abre la puerta para que, conforme al criterio internacional de “clemencia”, quien resulte responsable pueda reintegrar la suma. “Clemencia” no es lo que usted piensa. El acuerdo con uno o varios infames primero garantizaría la recuperación del dinero por parte del Estado mexicano, pero no dejaría el crimen sin castigo.

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