En días pasados, nuestro municipio se ha visto asolado por lluvias de una intensidad poco usual. Como resultado, vialidades afectadas, caos en el transporte privado y público, así como deslaves y el reblandecimiento de algunos terrenos donde existen asentamientos humanos. Como siempre, la ciudadanía tuvo que reaccionar frente a una contingencia natural que no era posible prever. No obstante, en este caso, las autoridades del municipio también reaccionaron con oportunidad para subsanar los daños que esta cantidad de precipitación pluvial estaba causando.

En el caso de la atención a la vulnerabilidad relacionada con las contingencias naturales, debemos decir que ésta debe realizarse con perspectiva de derechos humanos y no discriminación. En nuestro municipio, esto ha significado una respuesta diferenciada y focalizada hacia la población más vulnerable. A continuación, quisiera apuntar las líneas generales de la actuación de nuestras autoridades municipales para la atención de los daños derivados de las lluvias, y mostrar cómo ésta ha sido compatible con una política de derechos humanos y no discriminación.

Primero, habría que decir que la atención a los daños por las lluvias fue hecha desde una visión de integralidad de los derechos humanos. Los derechos humanos se ejercen de manera simultánea, y la afectación de uno redunda en los daños a otros derechos.

En el caso de quienes han perdido el derecho a movilidad, han visto afectado su derecho a la vivienda o a la seguridad humana a causa de las lluvias, es evidente que también ellas y ellos han perdido otros derechos: a la educación por no poder desplazarse a sus escuelas, al agua cuando fallan los sistemas de agua potable o al medio ambiente sano cuando se modifican los espacios en que ellas y ellos viven. Podemos estar seguros que nuestras autoridades están actuando para proteger todos los derechos de quienes han sido afectados y afectadas por las lluvias.

En segundo lugar, tenemos que señalar que las autoridades siempre actuaron con la conciencia de beneficiar a quienes son más vulnerables, a causa del rezago y la discriminación. No es lo mismo enfrentar la carencia de un techo o la imposibilidad de desplazarse por las lluvias, si se es una persona adulta mayor, con discapacidad o un niño o niña. De por sí, estamos realizando un esfuerzo importante en Querétaro para que todos nuestros espacios públicos sean accesibles. Y las lluvias han afectado este proceso.

Ahora, tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para que habitaciones, edificios públicos y vialidades que fueron afectados por la lluvia sean plenamente accesibles. También tenemos que proteger a quienes no cuentan con un hogar permanente, como las personas migrantes, las y los indígenas que comercian sus artesanías en nuestras calles o las personas en situación de calle. Podemos estar seguros, en este sentido, que la atención a los grupos históricamente discriminados durante la contingencia de las lluvias se ha hecho con perspectiva de derechos humanos y no discriminación.

En tercer lugar, habría que decir que la política del municipio en materia de atención de contingencias naturales pasa por fortalecer la cultura de la prevención. Tenemos que realizar campañas que alerten sobre los riesgos de no cuidar nuestros drenajes, y que esta infraestructura falle en época de lluvias; también tenemos que recordar a la población civil sobre la importancia de no realizar asentamientos irregulares, en vista de los posibles reblandecimientos de tierra en época de lluvias.

Podemos decir entonces que, frente a la posible recurrencias de contingencias naturales como las lluvias de estos días, tenemos que actuar con conciencia del daño, de cómo éste se deposita de manera diferenciada en las poblaciones discriminadas y con una planeación racional de los recursos invertidos.

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