Para octubre de 2020 se especulaba que Morena y sus aliados ganarían, en el mejor escenario, 14 de las 15 gubernaturas en juego. El resultado, a pesar de los múltiples conflictos en la elección de candidaturas, las impugnaciones y el desarrollo de las campañas, fue sumamente positivo para Morena, obteniendo 11 gubernaturas.

En la mayoría de los estados donde se disputó la gubernatura, el resultado fue cercano al esperado antes del inicio de las campañas; en los  menos hubo sorpresas, ya fuera por lo cerrado o por lo amplio de los triunfos o derrotas. Más allá del arribo de quienes resultaron electos, lo que ha generado interés en los últimos días ha sido la invitación del presidente López Obrador a dos de los gobernadores cuyos partidos resultaron derrotados, a integrarse a su equipo de trabajo.

La primera invitación fue para el gobernador —priísta— saliente de Sinaloa, Quirino Ordaz. Si bien las encuestas ubicaban a Rubén Rocha Moya, candidato de la coalición entre Morena y el Partido Sinaloense, a la cabeza de las preferencias, Quirino Ordaz era de los gobernadores mejor evaluados; mejor, incluso, que el propio presidente López Obrador.

De acuerdo con Mitofsky, en el periodo junio 2020-junio 2021 el promedio de aprobación del gobernador fue de 68.6% frente a un 63.1% de López Obrador. Más aún la aprobación del gobernador estuvo en todo momento por arriba de la del Presidente; sin embargo, el proceso electoral favoreció  a la coalición encabezada por Morena con un margen de 24.2 puntos porcentuales en la elección por la gubernatura (cuando la media de ventaja en las encuestas publicadas en mayo era de 9.6 puntos).

El segundo gobernador invitado por el presidente fue el de Nayarit, Antonio Echevarría; electo en 2015 por la coalición PAN-PRD-PT. La aprobación del gobernador Echevarría se había mantenido baja a lo largo de toda su gestión y, en el año previo a la elección, la aprobación del presidente López Obrador se mantuvo, en promedio, 18.7 puntos porcentuales por arriba de la del mandatario estatal. Las encuestas publicadas en el mes de mayo mostraban una ventaja promedio de 28 puntos porcentuales de Miguel Ángel Navarro, candidato de la coalición encabezada por Morena sobre su más cercano competidor, el candidato de Movimiento Ciudadano Ignacio Flores Mejía; el triunfo se dio por un margen de 28.7 puntos porcentuales.

Se trata de dos entidades con dinámicas distintas. En el caso de Sinaloa, más allá de las acusaciones de la intervención del crimen organizado a favor de Morena. En el caso de Nayarit nos encontramos una elección donde la falta de aprobación del gobernador era evidente, el resultado estaba cantado y su partido, Acción Nacional, quedó en tercer lugar.

Hay un claro prejuicio en afirmar que la aprobación gubernamental se traduce directamente en votos; mucho queda por analizar desde la perspectiva del comportamiento electoral. Lo cierto es que lo que sin duda requerirá un análisis a profundidad es la generosidad del Presidente; arropar a dos personajes tan disímbolos no se ve todos los días. En política, la forma es fondo.

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