La Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) es una de las pocas entidades en México que sigue trabajando para la generación de una vacuna contra la Covid-19. El esfuerzo ha sido colosal, pero aún más imponente ha sido la convicción de la Máxima Casa de Estudios de Querétaro para emprenderse ante este reto de crear la vacuna. ¿A dónde se ha llegado? ¿Cuáles han sido los avances? ¿Cómo podemos ayudar?

La pandemia de Covid-19 causó profundos estragos, desde aminorar las relaciones económicas, hasta cambiar la dinámica social en múltiples formas. Fue en marzo del año pasado que el brote del nuevo coronavirus fue elevado a pandemia por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, para ese momento ya habían comenzado algunos laboratorios y universidades los primeros estudios del SARS CoV-2 como un paso inicial que los llevaría al desarrollo de la vacuna. Afortunadamente, hoy en día contamos con un puñado pequeño, pero esperanzador de vacunas ya aprobadas para su uso de emergencia en la pandemia.

Grandes laboratorios y empresas farmacéuticas como AstraZeneca, Pfizer-BioNTech, CanSino, Moderna, entre otras, e instituciones de educación, como la Universidad de Oxford, han logrado generar vacunas contra la Covid-19. Esto ha significado un respiro profundo, inicialmente, para el personal médico y de manera progresiva para las personas de la tercera edad. Es una alegría conocer que las personas vulnerables ya están siendo vacunadas en más y más partes del mundo.

Pero a propósito de eso, lo que invariablemente es un tema de preocupación, y que debe decirse, es el limitado acceso a las vacunas por parte de los países con menos recursos e influencia geopolítica. Hay que recordar que las vacunas, como también ha sido apuntado por varias figuras, deben ser consideradas un bien público global, y como tales, todas las sociedades deben tener acceso sin restricciones. Sinceramente, esto no se ha logrado y parte determinante de ello ha sido la acción de varios países poderosos del globo, quienes al inicio habían aceptado seguir el patrón de obtener vacunas para el 20% de su población, pero después rompieron el pacto.

A pesar de ello, hay varios países que comenzaron, en varios momentos de la pandemia, con los proyectos de generación de la vacuna. En México, entre las instituciones que gestionaron estos planes fue la UAQ. Desde el inicio se supo que se trataba de una empresa titánica, particularmente por los recursos económicos, y en menor medida materiales, que se necesitaban para encaminar y finalizar el proceso. Es difícil, pero los recursos finalmente económicos se pueden obtener. Lo distintivo de la UAQ fue su convicción y compromiso de apostarle a un proyecto de esta naturaleza ante los obstáculos conocidos que eventualmente se avecinarían.

Hoy en día la vacuna en proceso de generación de la UAQ, conocida como QUIVAX 17.4 antiCovid-19, luce prometedora, pero la fase a la que ha llegado demanda una cantidad que ronda en los 20 millones de pesos para poder continuar. La Máxima Casa de Estudios de Querétaro ha recibido aportaciones y donaciones de varias entidades, entre ellas la Secretaría de Relaciones Exteriores. Sin embargo, a pesar de las bondades de lo que eso significa, se necesita aún más para llegar a la meta, de ahí que la Universidad haya estado generado estrategias de recepción de donaciones, como el Vacunatón, que tendrá lugar el sábado 27 de marzo.

Los esfuerzos de la UAQ por generar una vacuna deben ser asumidos como un compromiso y responsabilidad de toda la sociedad queretana. La Universidad está proveyendo un bien social sin costo y con el mejor ánimo. Debemos comprender que si queremos ser parte de los beneficios, debemos también ser parte de los granos de arena que generarán la vacuna contra la Covid-19. Por eso, y mucho más, apoyemos a la UAQ, apoyemos en el Vacunatón.

niels.rosas@gmail.com
@NielsRosasV (twitter)

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