De acuerdo con el más reciente Índice de Brecha Global de Género del Foro Económico Mundial (WEF), México tuvo un importante avance en la brecha de género, al pasar del puesto 81 al 50.

Si bien es cierto que las mujeres hemos ganado espacios, y en general se ha incrementado la conciencia sobre la importancia de la paridad de género, aún falta un gran camino por recorrer. Y, en el ámbito empresarial, sin duda hace falta mayor interés para que esto suceda.
Por ejemplo, entre las empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores de un total de 2 mil 182 consejeros, solo 162 son mujeres, lo cual representa  7.4%.

El 43 % de las empresas no tiene una sola mujer en su Consejo de Administración, 57% tiene por lo menos una mujer, y únicamente 15% tiene tres o más mujeres. Esto a pesar de que se han comprobado el impacto benéfico en la rentabilidad, productividad y clima organizacional al sumar mujeres en estos roles.  Y de que las empresas con más de tres mujeres en su Consejo de Administración obtiene mayores resultados, según el Índice de Salud Organizativa (OHI, por sus siglas en inglés).

Además, se ha mostrado que gracias al estilo de liderazgo, que es más democrático y participativo, aunado a la empatía y el reconocimiento hacia los demás, las mujeres crean equipos de trabajo más felices, empujando el bienestar del equipo y de una organización.

Este tema es muy ambivalente, porque en efecto por un lado tenemos un gran avance en la participación, mejoras en la brecha salarial o más mujeres en puestos profesionales a nivel mundial. Tan solo el porcentaje de las empresas con al menos una mujer en la alta dirección subió a 87%, un aumento del 12% durante el último año, según la última investigación de Mujeres Directivas realizada por Grant Thornton International.

Pero, por otro, en el rol del CEO o director general, la brecha es aún muy amplia: solo el 15% de las empresas a nivel mundial tienen una mujer que lidera el negocio. En el estudio “Una Ambición. Dos Realidades” de McKinsey & Company (2018), se señala que en niveles de Comité Ejecutivo, solo hay 10%  de mujeres, y el salario representa 78 % de la contraprestación que recibe un hombre, quienes tienen 88% de probabilidad de crecimiento por encima de una mujer.

Esto no se entiende, si consideramos que el contar con mujeres en la alta dirección permite aumentar el margen de ganancias en 55% y en 47% el retorno de capital, también cifras de McKinsey, quien afirma que de solucionar los temas de diversidad de género, podrían añadirse 12 billones de dólares a la economía mundial, y en México¡el PIB podría incrementar 70%! Me pregunto ¿qué esperan entonces las empresas para que este tema necesario sea prioritario?

Por ejemplo AXA, una empresa comprometida con la diversidad de género en México, informó que logró la paridad de 50% entre hombres y mujeres en su plantilla laboral; y actualmente cuenta con 40% de mujeres en su círculo de liderazgo, el más alto del sector financiero, mismo que además busca incrementar a 50% para 2023. ¡A seguir el ejemplo!

Las empresas diversas han comprobado tener mejores resultados, pues existe una experiencia más creativa y enriquecedora, pero además, tres de cada cuatro empresas que han promovido a ejecutivas en sus órganos de dirección registran un incremento de sus beneficios entre 5% y 20 % (OIT).

Concluyo retomando lo que dijo Gabriela Ramos, Directora del Gabinete y Sherpa ante el G20 de la OCDE, en el  Women’s Forum Americas 2019, celebrado en la Ciudad de México la semana pasada: Debe haber paridad en los gobiernos, parlamentos y organismos de decisión porque ahí se toman las decisiones que afectan a todos, pero además  “debemos considerar la incorporación de la mujer básicamente como una medida de sentido común, ya que aumenta notablemente el PIB de un país y los números lo demuestran”.

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