Desde que tengo memoria las elecciones de autoridades en nuestro estado se han realizado cada seis y cada tres años, dependiendo el cargo, a diferencia de otras entidades en las que no terminan una y entran a otra, como es el caso de Hidalgo, Tlaxcala, Quintana Roo, Oaxaca, Veracruz, Puebla, Tamaulipas, Sinaloa, entre otras, en las que se disputarán más de mil 500 cargos públicos en junio próximo, particularmente las 13 gubernaturas estatales que estarán en juego, lo que a mi parecer es una gran ventaja, ya que en la entidad quienes fueron favorecidos en las urnas no tienen esas tentaciones de estar siempre sumidos en el ajetreo político partidista.

Tal es la importancia para el trabajo y estabilidad política de un estado las elecciones concurrentes, que recuerdo el esfuerzo que realizó el rector de la Universidad Autónoma de Querétaro, José Guadalupe Ramírez Álvarez (qepd), en 1976, para ampliar los periodos rectoriales de dos a tres años y así incluso las elecciones universitarias de rector y directores universitarios se dieran con esa periodicidad y prácticamente a la par de las elecciones municipales, estatales y federales.

Ya por disposición legal y mediante una reforma constitucional, en la que me tocó participar como diputado federal, existe la obligatoriedad para que las elecciones estatales y municipales se realicen de manera concurrente, pero en tanto ello sucede, para emparejar los calendarios electorales correspondientes en este año, como ya se dijo, se tendrán en juego 13 de las 31 gubernaturas estatales, en estados de suma importancia para la vida económica, social y política del país.

Hace seis años y como miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional (PAN) me correspondió participar en las decisiones para ir en alianza con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en estados como Puebla, Oaxaca y Sinaloa. En la lógica de que no era una alianza ideológica o de principios, sino una alianza para romper la hegemonía de un partido gobernante en prácticamente todo el siglo pasado.

Hoy nuevamente lo que aprecio es un movimiento muy similar al de hace seis años en varias entidades del país, donde se están construyendo diversas alianzas entre bloques, unos encabezados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y otros por el Partido Acción Nacional (PAN) o en su caso por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en la lógica de obtener o retener el poder de unos y otros, sin considerar que no necesariamente las sumas son automáticas, sino que también hay alianzas que restan ante la pérdida de identidad partidista.

Ya en la pasada reforma electoral se comenzaron a dar los primeros trazos de formalizar más allá de la mera contienda electoral un “gobierno de coalición” en el ámbito federal, a partir del 1 de diciembre de 2018, consistente en el convenio que establezca con los partidos políticos representados en el Congreso de la Unión para la ejecución de un programa de gobierno, mismo que deberá ser aprobado por los legisladores, así como también estos ratificar a todos los miembros del gabinete legal, no así a los titulares de la Defensa Nacional y Marina.

Independientemente de gobierno de coalición o no, a partir del 1 de diciembre de 2018 los secretarios de Hacienda y de Relaciones Exteriores serán nombrados, el primero por la Cámara de Diputados y el segundo por la Cámara de Senadores, además del fiscal general de la nación.

Pero volviendo a nuestro estado, una vez concluido el año electoral como 2015, incluyendo la elección extraordinaria del municipio de Huimilpan, a los gobiernos estatal y municipales nos corresponde seguir trabajando por la consecución del bien común con justicia social, una patria ordenada y generosa, así como una vida más digna para todos.

Feliz Año 2016.

Secretario de Educación del estado de Querétaro

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