Cuando se cocina un pastel, debe estar en el horno el tiempo adecuado, si lo sacan antes queda crudo y si se deja mucho tiempo, se quema y no queda con buen sabor. Este principio culinario se aplica también al Frente que conformaron el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano: les falló el tiempo y, en mi opinión, el cocinero principal, Ricardo Anaya,  dejó el pastel en el horno más del tiempo indicado y ya huele a quemado.

La estrategia utilizada por los líderes de los partidos involucrados los llevó a detener tanto la definición del método para elegir el candidato, que logró casi el rompimiento del Frente. Los suspirantes sienten que están los dados cargados y Miguel Ángel Mancera amenaza con lograr que el PRD lo nombre su candidato, Rafael Moreno Valle irse por el Panal, partido que ya lo apoyó junto con el PRD y el PAN para la gubernatura de Puebla, por lo que es una opción factible. También hay que considerar que la fuerza de MC está en Jalisco y en particular con el presidente municipal de Guadalajara, Enrique Alfaro, quien ya declaró que no iría con el Frente, así  es que se vislumbran más complicaciones.

A Ricardo Anaya le dejarían la candidatura por Acción Nacional solamente y bueno no al 100% por los que podrán apoyar a Margarita Zavala o, en su defecto, al candidato del PRI.
Me pregunto si no hubiera sido mejor que una vez registrado el Frente también se hubiera definido el método de selección de candidatos y Ricardo Anaya hubiera dejado la presidencia del PAN, aceptando su interés por ser el candidato y haberse puesto a operar internamente para ganar el proceso interno.  Con esta definición posiblemente ni Margarita Zavala hubiera salido del blanquiazul, pero él hubiera no existe y ahora tendrán que destrabar este entuerto.

Las perspectivas no son buenas, pues lucen abajo en las encuestas, en tercer lugar, a una distancia grande del líder, Andrés Manuel López Obrador. Conociendo la historia de Ricardo Anaya es posible que decida no entrarle a una elección donde no tenga opciones de triunfo. Hay que tener en cuenta que eso pasó en la precontienda interna para la gubernatura de nuestro estado, donde no entró a competir contra Francisco Domínguez porque los números no le daban y prefirió buscar su camino por otro lado.  No veo porque actué diferente, sobre todo porque de empeñarse y perder, seguramente quedaría en tercer lugar y se cancelaría su futuro político, mientras si no es candidato, podría negociar ser senador plurinominal y seguir con opciones políticas para 2021 en Querétaro o 2024; su edad se lo permitiría.

Por el otro lado, la semana que termina se dio el proceso de definición del candidato del PRI, con todo el viejo estilo tricolor. José Antonio Meade fue ungido por todos los sectores. En mi opinión seleccionaron la mejor carta que podrían jugar, el único que le podría generar una opción real de triunfo, pues además al haber cerrado sus filas, garantiza la participación de todo el voto duro y la estructura necesaria para garantizar una buena operación el día de la elección, aunado a que no hubo el rompimiento que algunos esperaban.

Si a esto le sumamos el hecho de que muchos panistas lo puedan apoyar a la mera hora y hasta Margarita Zavala podría retirarse de la contienda y apoyar al antiguo secretario del Gobierno de su esposo, ello coloca a José Antonio Meade como la única opción para lograr ganar. También es una opción adecuada para “jalar” el voto útil de los que no quieren que Andrés Manuel López Obrador llegue a los Pinos y que esperarán unas semanas antes de la elección para ver quién va más cerca del tabasqueño y apoyarlo.

En la carrera de registro de los independientes, el que parece que logrará el registro es Jaime Rodríguez El Bronco, quien también fildeará votos que podrían irse a Morena, sin que logre realmente ser una opción seria.

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