Qué importante es concluir aquello que se inicia, cuánta falta hace a muchos de nosotros —me incluyo por supuesto—, esa disciplina para terminar un proyecto, acabar una tarea postergada, tomar aquella decisión o simplemente cerrar un capítulo en nuestras vidas. Sin embargo, más allá de sólo cerrar un círculo, deberíamos ampliarlo, siempre y cuando, exista una justificación.


El pasado viernes, en nuestra primer ceremonia de graduación del año, tuvimos la oportunidad de entregar a la sociedad mexicana 93 graduados de formaciones universitarias de TSU, ING y Maestría, y digo sociedad mexicana porque nuestros graduados no sólo se incorporarán desde cualquiera de las 32 entidades de la República Mexicana para estudiar en la UNAQ, sino que además cuando concluyen su formación, se ubican, 86% de ellos, en posiciones laborales igualmente en cualquier lugar de la República o incluso en el extranjero.


Estos 93 graduados cerraron un círculo importantísimo en su vida, la conclusión de sus estudios universitarios, pero abren uno nuevo o quizá ampliando ese que abrieron cuando decidieron formarse en esta institución educativa para el sector aeroespacial mexicano.
Fiel a mi costumbre de invitar a la reflexión en mis colaboraciones, quiero extrapolar este tema para contrastar todo aquello que sigue pendiente en muy diversas agendas y que sin esperar que tales círculos se cierren —algunos círculos no deben cerrarse—, más bien transitarse ampliando incluso su diámetro de influencia, como ya he mencionado. Particularmente me refiero a la posibilidad y oportunidades de empleo que se vislumbra para un sector como el Aeroespacial en nuestro país.


El replanteamiento del Programa Estratégico para esta Industria en su segunda versión (ProAereo 2.0), es un claro ejemplo de esta situación. Sin entrar en mayor detalle, el documento —aún se encuentra en franca etapa de integración— deberá replantear nuevos esquemas para la formación del personal técnico, ampliando no solo el espectro de formaciones, sino sobre todo con una idea más abierta, pero sobre todo más flexible de lo que deberán ser las formaciones y programas que buscarán atender esas necesidades de empleo en los años por venir, un gran reto si se considera que este sector crece, desde hace casi dos lustros a tasas de dos dígitos respecto de otros sectores.


En esta importante tarea, agrupaciones de industriales del sector, instituciones educativas, centros de investigación, organizaciones civiles y militares y oficinas gubernamentales, participamos denodadamente en actualizar este instrumento guía para lo que se considera deberán ser los esfuerzos para seguir construyendo este estratégico sector para el país.


Ampliar círculos debe llevar entonces, a cualquier que entienda a la vida como un ir y venir, a replantear nuestra propia visión sobre los círculos, debe invitarnos a entender aquellos proyectos o actividades profesionales que requieran ser concluidas y aquellas, que, por su naturaleza, deban ser ampliadas o re orientadas, y en cuyo sentido el esfuerzo de continuidad deberá ser mucho más que aquel de solo identificar nuevos actores o nuevas acciones. El esfuerzo de “ampliar círculos” -si me permiten la expresión- deberá ser un crecimiento en espiral en el que en cada “vuelta” o iteración, se confirmen o rechacen aquellas hipótesis u objetivos que dieron origen al círculo y en el que la mejora y aprendizaje siempre sean esa bandera que justifique seguir transitando y viviendo ese camino interminable del círculo, en nuestra vida personal y profesional.

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