El Presidente y los empresarios siguen sin hacer ‘click’. A pesar de las múltiples reuniones y acuerdos entre la iniciativa privada y el gobierno, estos no se han reflejado en nuevas inversiones, más allá de las que las que ya se tenían planeadas y que son necesarias para la operación de las compañías.

La fría relación se notó, una vez más, el fin de semana pasado, cuando Andrés Manuel López Obrador viajó a Monterrey, Nuevo León, para anunciar un aumento en las becas que da su gobierno al programa Jóvenes Construyendo el Futuro, las cuales pasarán de 3 mil 600 pesos al mes a 3 mil 748; esto por los aumentos a los salarios mínimos y la inflación.

El Presidente visitó las instalaciones de la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, propiedad de la holandesa Heineken, donde se dio a conocer una inversión de 500 millones de dólares, la cual ya se tenía contemplada para la logística de sus líneas de producción.

En paralelo, Alfonso Romo convocó a una reunión con empresarios regiomontanos a la cual el Presidente optó por no ir. A inicios de noviembre ya se había visto las caras con 45 de los hombres y mujeres de negocios más importantes del estado para hablar de inversiones, pero, como dirían en el norte, estas ‘nomás’ no se han dado.

La relación entre AMLO y la IP se estacionó en una suerte de juego del gato y el ratón: por un lado, el Presidente se enoja porque dice que los empresarios no cumplen su palabra de invertir; y por el otro lado los empresarios dicen que no invierten porque el Presidente les cambia el discurso, las reglas y no cumple lo acordado en las reuniones, incluidos varios de sus secretarios de gabinete.

Y para documentar el pesimismo, el Presidente fue el fin de semana a la cuna de la industrialización del país, donde viven algunos de los empresarios más prósperos, a decirles que las compañías no suelen tener dimensión social, que deben de pensar en “la utilidad razonable, no en el atraco, no en el robo, no en el influyentismo para hacer y deshacer”.

Así de fácil el Presidente derrumba la confianza y los acuerdos que su jefe de Oficina, Alfonso Romo, ha tratado de construir con la conformación de 30 consejos empresariales. Ya lleva 10 estados y estos están conformados por 40 hombres y mujeres de negocios cada uno.

La idea de Romo es que los planes económicos no necesariamente se planteen de manera federal, sino estatal. “Hay que identificar qué hace falta para que cada estado pueda destapar su crecimiento”, dice el enlace de AMLO con los empresarios.

En septiembre del año pasado, el presidente de FEMSA, José Antonio Fernández, uno de los empresarios más relevantes del país, se reunió con el Presidente, luego de no haberlo hecho ni en campaña ni en la transición por viejas rencillas.

“El encuentro fue a solicitud mía”, dijo Fernández, “y en él tuve la oportunidad de expresarle la importancia de mantener un diálogo permanente, en el que se pueda conversar con franqueza, identificando coincidencias y manifestando, siempre con respeto personal e institucional, diferencias de puntos de vista”.

“Le transmití también mi visión sobre el relevante papel que tiene la libre empresa para el desarrollo de México y la importancia de generar confianza y certidumbre”, agregó.

En aquel entonces El Diablo anunció que FEMSA invertiría en México 61 mil 876 millones de pesos hacia 2021, lo que significaría la creación de 41 mil empleos directos en estos tres años.

Todo esto, sin embargo, se ha ido por la borda de la incertidumbre y falta de confianza, según se lo han hecho saber a Romo varios empresarios nacionales e internacionales, sobre todo del norte del país.

Y lo peor: ya están perdiendo la esperanza.

Posdata

Si Pemex y México pierden el grado de inversión, 8 de cada 10 pesos de inversión tendrían que salir del país, le advirtió Romo al Presidente a finales del año pasado.

IFT multa a Telnor y va por Telmex

Y hablando de relaciones amargas, vaya revés del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) a Teléfonos del Noreste (Telnor), propiedad de Carlos Slim.

Lo multó con mil 311 millones de pesos (6% de sus ventas anuales) por no hacer accesible la información relacionada con su infraestructura, como lo mandatan las regulaciones asimétricas a las que se hizo acreedor por ser un operador dominante en telecomunicaciones.

Se trata de la segunda multa más alta en la historia del IFT y tendrá que saldarse a la brevedad. América Móvil impugnará la sanción, pero mientras se dirime su recurso en un tribunal especializado, deberá haber pagado la multa.

Es un duro golpe para la empresa de Slim que está en vísperas de llevar a cabo su separación funcional. Pero hay más. En la misma fecha en que el IFT investigó a Telnor también realizó visitas a su empresa hermana, Telmex, por lo que sería cuestión de semanas, quizá meses, para que también se multe a este operador con 6% de sus ingresos anuales.

Los competidores AT&T, Telefónica, Axtel, izzi, Megacable y otros ven que, por primera vez, el IFT puso el brazo duro contra el operador dominante. Lo siguiente es que efectivamente Telmex/Telnor ya no obstaculicen la infraestructura a su competencia.

Y la última pregunta para el IFT: ¿fueron los técnicos de Telmex/Telnor los que se negaron a compartir la información, o fue una decisión corporativa? La segunda sería mucho más grave.

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