Por atentar contra la libertad de expresión y haber emprendido “una guerra contra los periodistas”, AMLO ha sido uno de los diez nominados al título “Tirano del año”, 2022.

Junto con Xi Jinping, de China; Ali Khamenie, de Irán; Tamim bin Hamad Al Thani, de Qatar; Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, de Guinea Ecuatorial; Vladimir Putin, de Rusia; Min Aung Hlaing, de Birmania; Alyksandr Lukashenka, de Bielorrusia; Daniel Ortega, de Nicaragua, y Kim Jong- Un, de Corea del Norte, por primera vez un presidente mexicano es nominado a este deshonroso premio, otorgado por el organismo inglés “Index on Censorship” que promueve la libertad de expresión y denuncia a quienes la amenazan, como en este caso.

Según el número de votos ciudadanos, la organización designa a los candidatos. En el caso de AMLO, este organismo apunta, entre los motivos de su postulación: la intimidación que realizó contra el periodista Carlos Loret de Mola al hacer públicos sus ingresos —utilizando ilegalmente a los órganos del Estado para cumplir su venganza personal—; que de los 105 casos de periodistas asesinados desde 1992, sólo se habían resuelto seis.

Igualmente, porque en el gobierno de AMLO se ha incrementado en 85% los ataques a periodistas; ha permitido que funcionarios menores repliquen su narrativa que presenta a la prensa como adversaria, mediante el falso paralelismo que hace entre la prensa libre y las empresas criminales, al señalar a los periodistas que lo critican como “matones, mercenarios, vendidos” y “la verdadera mafia”.

Para “Index on Censorship” la “narcopolítica, crimen organizado, policía corrupta y funcionarios estatales e impunidad descontrolada ha convertido a México en uno de los lugares más peligrosos para ejercer el periodismo fuera de una zona de guerra”.

“Cuando hay una cultura de impunidad y desvalorización de los periodistas, el escenario está preparado para la violencia”, como es el caso del atentado contra el periodista Ciro Gómez Leyva, a quien el presidente señaló de ser coautor de este “para afectar a su gobierno”.

O de la reportera de Reforma, Erika Hernández, quien esta semana fue increpada por el presidente tras preguntarle por qué el país aún no logra alcanzar el nivel de Dinamarca en el sector salud. Como parte de su respuesta, AMLO le dijo:

“Le avisas a Junco que le vamos a ganar de nuevo, porque ya le hemos ganado varias veces y aun cuando su pasquín inmundo todos los días esté mintiendo”.

Para AMLO, es corrupto, conservador y neoliberal aquel periodista que no piensa como él, o pide información que evidencia los malos resultados de su gestión, para, según él, afectar su imagen y la de su gobierno; quienes cuestionan sus “otros datos”; o dudan que la inseguridad ha bajado 10% pese a que la cifra de asesinatos es muy superior a la de los dos anteriores gobiernos, en el mismo periodo, etcétera.

El gobierno que dice haber acabado con la corrupción y acusa de ello a los periodistas que cobraron por servicios de comunicación a los gobiernos anteriores, encubre a la “prensa orgánica” que cobra en su gobierno por elogiarlo y hacerle preguntas a modo, como “Lord Molécula” que tuvo ingresos de la Cámara de Diputados, del Senado y el IMSS, y “Oro Sólido”, quien recibió casi un millón de pesos por contratos del IMSS y de las cámaras de Diputados y Senadores.

Independientemente de quien gane el certamen, millones de mexicanos coincidimos en que AMLO tiene todos los méritos para ser reconocido como tal.

Periodista y maestro en seguridad nacional

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