Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha dado tumbos en sus declaraciones sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM). Primero dijo que se cancelaría, que no habría vuelta atrás. Luego que si los empresarios creen que es un buen negocio, que se lo queden ellos, que se les concesionaría. Después, que se harían mesas de evaluación técnica para discutir su viabilidad. Y ahora dice que sí van las mesas, pero que la decisión final la tomará “el pueblo sabio” a través de una consulta que quién sabe cómo se va a hacer.

En este, como en otros temas, el virtual presidente electo ha entrado en polémica y en contradicción con algunos de los miembros de su futuro gabinete. El próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, aseguró en entrevistas con medios que no habría consulta popular.

El argumento que parece pesar más en la decisión del nuevo gobierno federal es el económico, por encima del medioambiental. Andrés Manuel López Obrador no soporta tener que convivir con un proyecto que, a su juicio, es inviable y que ha entrañado corrupción y derroche de recursos públicos: dice que va costar 300 mil millones de pesos en lugar los 169 mil presupuestos originalmente.

El nuevo gobierno, en cambio, tiene sus propios proyectos de infraestructura. Son siete de “atención urgente” que van a ponerse en marcha con una inversión de 500 mil millones de pesos. Uno de ellos sí es el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, pero muy probable será la ampliación de la base aérea de Santa Lucía, con todo y los grandes riesgos que implica su operación con la del actual aeropuerto capitalino, según el Colegio de Ingenieros Mexicanos en Aeronáutica y expertos internacionales como el Centro para el Desarrollo de Sistemas Avanzados de Aviación de los Laboratorios Mitre.

Es casi un hecho que si Andrés Manuel López Obrador decide el futuro del Nuevo Aeropuerto Internacional de México a través de una consulta popular va a ganar el “no”, luego de su avasallador triunfo en las elecciones pasadas y sus declaraciones negativas en torno al proyecto que arrancó la actual administración federal.

Los otros proyectos de infraestructura prioritarios para el nuevo gobierno federal son el corredor comercial en el Istmo de Tehuantepec; el Tren Maya de Cancún a Palenque; la construcción de 300 caminos rurales con el uso intensivo de la mano de obra de Oaxaca y Guerrero; el proyecto de internet para todo el país; la reconstrucción por los daños ocasionados por los sismos y la atención especial a las colonias populares de los centros turísticos.

Proyectos disímbolos que se suman a los programas sociales prioritarios para la nueva administración, como duplicar la pensión a adultos mayores, otorgar una renta mensual a los discapacitados y dar becas a 2.6 millones de jóvenes, los cuales también costarán unos 500 mil millones de pesos, de acuerdo con el Instituto Mexicano de Ejecutivo de Finanzas.

Todos estos proyectos, junto con el de descentralizar la administración pública federal para detonar crecimiento en otras regiones del país, deberán encontrar recursos en el Presupuesto del próximo año. El futuro secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, junto con su propuesta para encabezar la subsecretaría de Egresos, Gerardo Esquivel, deberán hacer malabares (o milagros) para que les alcance el dinero.

¿Adiós a la luna de miel? La posible cancelación del nuevo aeropuerto, que se definirá antes de que Andrés Manuel López Obrador tome posesión como Presidente de México, podría ser el final de la supuesta “luna de miel” entre el tabasqueño y los inversionistas.

En el proyecto están invertidos empresarios como Carlos Slim, Hipólito Gerard, Bernardo Quintana, David Martínez y Olegario Vázquez Aldir. Además, a través de la Fibra E y la colocación de bonos tienen presencia decenas de inversionistas institucionales y fondos de inversión internacionales cuyas inversiones podrían esfumarse con la cancelación del proyecto.

En algún lugar de la mente del equipo de Andrés Manuel López Obrador deben estar retumbando las palabras del principal empresario de México, Carlos Slim, cuando salió a defender el proyecto: “El aeropuerto es un detonador como no se ha visto nunca en una ciudad porque está en el área nororiente, que es el área más marginada de México”. “En mi vida he visto un proyecto que pueda tener tanto impacto económico y detonador”. “Sería un efecto negativo (cancelar el NAIM) en primera porque es la mejor alternativa y en segunda porque se cancelaría un proyecto”. “Me preocupa por todo lo demás que siga porque si ese es el criterio, es un criterio equivocado”.

Twitter: @MarioMal
Correo: 

Google News