No prosperó la trampa planteada por el Presidente de la República, iniciativa que fuera avalada por la Cámara de Diputados; el Senado modificó la minuta proyecto de decreto que había enviado para su aprobación y posterior promulgación. La celada que planteaba el Presidente buscaba la reelección de su mandato, entrelíneas esa era la intención, la confusa redacción era por demás truculenta cuando mencionaba que la aprobación de la ratificación en el cargo implicaba la prolongación del mandato; también el mismo Presidente podía ser el promotor de la consulta para la revocación del mandato, cuando que se trata de una figura popular, precisamente a cargo de la ciudadanía, no de la autoridad; otra más, que la consulta se realizará precisamente el día de la jornada electoral, lo que le hubiera permitido a López Obrador ser candidato en campaña, promoviendo su permanencia en el cargo. Era una iniciativa abusiva, antidemocrática y perversa. En el Senado de la República, se “atoró” la aprobación, el mismo coordinador de la bancada de Morena, Ricardo Monreal, lo advirtió con toda oportunidad, señalando que en esos términos no se aprobaría la minuta, de ahí que pasó todo el periodo de receso y no logró los consensos de otras fuerzas partidistas para alcanzar los votos de la mayoría calificada, dos terceras partes del total de los integrantes (128 senadores), requería entonces, al menos, 86 votos para su aprobación; de ahí que la Minuta haya sido totalmente modificada. Ahora retorna a la Cámara de origen para su aprobación.

El mismo López Obrador dio su anuencia a los cambios en una de sus conferencias mañaneras, no le quedaba de otra. Sin embargo, pareció que se trataba de una concesión del Presidente a la oposición, cuando en realidad fue vencido por la suma de las minorías legislativas en el Senado de la República, de ahí que hayan logrado 98 votos a favor, apenas 6 votos más del tope para alcanzar las dos terceras partes. De lo contrario, de no haber cedido, las iniciativas se hubieran quedado sin la aprobación, para regresar al archivo. Andrés Manuel López Obrador quedó acorralado ante la endeble oposición, por eso tuvo que hacer uso de la tribuna presidencial para dar la impresión de que cedía a las peticiones de la disminuida oposición política, aparentar su benevolencia y aceptar las condiciones que le fueron impuestas. Perdió de todas, todas, salvado solo por apariencia, sin entrar a detalle en el tema, en el fondo no se salió con la suya. Ni en lo relativo a la revocación de mandato, ni en las consultas populares a las que tanto acude para tomar decisiones que apoya “el sabio pueblo” violentando las reglas que se enmarcan en la Constitución, artículo 35 fracción VIII. No cabe duda que no siempre es la realidad lo que cuenta, también es importante la “apariencia” y López Obrador, ha dado la apariencia que ganó la contienda legislativa, más la realidad fue otra muy distinta.

Así las cosas, no habrá consulta popular sobre la revocación de mandato el año 2021, como lo pretendió el Presidente de la República, deberá esperar un año más y no podrá hacer campaña al unísono de las campañas constitucionales; tampoco podrá ser el propio mandatario el que tenga la facultad de promover la consulta, será el electorado, siempre y cuando se reúna, al menos, el 3% del padrón electoral; el INE será el responsable de conducir, en su caso, todo el proceso de la consulta, quien, además será la autoridad competente que dé a conocer los resultados, ya no las comparsas que ha utilizado López Obrador para pretender legitimar lo ilegal e ilegítimo de sus consultas.

Analista legislativo. @HectorParraRgz

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