El 13 de mayo de 1940, la Alemania nazi avanzaba imparable sobre Europa. Por caer estaba Francia mientras que el Reino Unido dirimía sus diferencias internas ante la inminente invasión nazi: negociar la paz con Hitler o continuar una guerra que parecía perdida. Fue cuando el nuevo primer ministro, Winston Churchill, expuso en la Casa de los Comunes su objetivo central de gobierno: la victoria. Pero fue claro y descarnado respecto a los riesgos: “No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”.

La crudeza de la célebre frase acaso la necesitemos aquí en estos momentos frente a la amenaza estadounidense de imponernos aranceles si no frenamos la migración ilegal de centroamericanos.

Se entiende que un líder, en este caso AMLO, responda con mesura a semejante escalada de amenazas y que, sin engancharse en un pleito declarativo, apueste a alcanzar un acuerdo que evite que a partir del próximo lunes todos los productos que exportamos a EU sean gravados con un arancel de 5% que progresivamente aumentaría a 25% en octubre. Pero si consideramos los severos efectos que la bravata traerá a la economía nacional, acaso requiramos que López Obrador dé a la nación una explicación tan diáfana y amarga como la que en su momento dio Churchill a los británicos.

La negociación inicia hoy en Washington. Trump ya confirmó que ahí estará su secretario de Estado, Mike Pompeo, quien hasta ayer lo acompañaba en su visita oficial a Londres. Quizás la diferencia horaria también le permita llegar a su yerno y asesor Jared Kushner quien terminaba un viaje por Jerusalén.

Parece inevitable el arancel de 5% a partir del lunes. ¿Qué efecto tendría? La economía mexicana creció 1.6% en el cuarto trimestre de 2018 y 1.3% en el primero de este año. El consenso pronosticaba otra baja a 0.5% en el segundo trimestre de 2019 aun sin descontar el efecto arancel.

La sola amenaza vertida por Trump el jueves pasado provocó una depreciación del peso de 5%. En esa proporción nuestros productos ganan competitividad y se descuenta, en los hechos, el impuesto que en ese mismo porcentaje se pretende imponer. Podría absorberse.

Pero la situación se agravaría si no hay acuerdo y el arancel sube en julio a 10%, en agosto a 15%, en septiembre 20% y en octubre a 25%.

De acuerdo con el Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM, un arancel de 10% en julio llevaría a la economía mexicana a un crecimiento en el tercer trimestre del año de entre 0.3 y menos 0.5%. Y los aranceles de 25% en octubre, a un decrecimiento en el cuarto trimestre de menos 1.5%. Técnicamente estaríamos en recesión a finales del año.

Trump quiere que México acepte de inmediato ser “tercer país seguro”, estatuto mediante el cual los migrantes que pretenden ingresar a determinado país (en este caso EU) permanecen en otro (en este caso el nuestro), mientras decide si los acepta. Trump se sacudiría así los múltiples problemas políticos que trae al interior y —de cara a su pretendida reelección—, enarbolaría dos causas amadas por su electorado: la del freno a la “invasión” migrante y la de la guerra, en este caso comercial.

México ha rechazado ser “tercer país seguro”. Eso implicaría contener y absorber la avalancha migrante entre la frontera con Guatemala y el Istmo de Tehuantepec, lo que se asemeja, en los hechos, a una especie de cesión de territorio. Inaceptable, como es, AMLO le apuesta a la cooperación con EU para invertir en el desarrollo de Centroamérica y frenar la migración.

Trump no las trae todas consigo. También lo presiona el tiempo. El plazo es agosto, cuando inicia formalmente su proceso de reelección. Sin arreglo migratorio y cobrando para entonces un arancel de 15% —que inevitablemente encarecerá muchos productos que le vende a EU nuestro país— podría enfrentar el rechazo de su electorado.

En medio, por lo demás, avanza el proceso de ratificación legislativa del T-MEC que claramente prohíbe los aranceles entre los tres países signatarios (artículo 2.3).

Lo recomendable, entonces, es resistir. Agosto es el plazo. Trump tendrá que aflojar. Mientras, como ya se perfila, México podría gravar con un arancel de 15% a productos estadounidenses muy específicos, sobre todo de empresas que patrocinan a Trump. Y por qué no intentarlo, dejar de consumir aquí el mayor número de productos norteamericanos.

Instantáneas:

1. MOVIMIENTOS. Después de la renuncia del comisionado presidente de la Comisión Reguladora de Energía, Guillermo Alcocer, se ven venir otros movimientos en el sector. Se menciona a José Carlos Ramírez Oviedo como consejero independiente de Pemex. Su trayectoria no es ajena a la empresa productiva del Estado y se le ha visto recientemente en los pasillos de Palacio Nacional. Ramírez Oviedo fue director de Auditoría y Buen Gobierno de la Contraloría de Pemex Exploración y Producción y de Pemex Refinación. También coordinó en la Profeco el programa de medición de gasolineras.

2. ZAR DE LA LIMPIEZA. Con la reforma laboral y los cambios que traerá a la vida sindical, están en la mira varios líderes que manejan en la opacidad y en beneficio personal los recursos de sus sindicatos. Uno que suena, y fuerte, es Marco Antonio Reyes Saldívar, conocido como el “Zar de la Limpieza” por haber sido el proveedor número uno de ese servicio en las oficinas públicas durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. Pertenece a una familia de mucho arraigo e influencia en el PRI, cercana al también líder sindical Juan Manuel Aceves del Olmo, hermano de Carlos, actual secretario general de la CTM. El nombre de Reyes Saldívar salió a la luz pública cuando “Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad” exhibió en 2016 una trama de corrupción en la que el “Zar de la Limpieza” habría triangulado recursos, por medio de la Asociación Sindical de Obreros y Empleados de Mantenimiento, para pagar sobornos y comisiones a funcionarios de Caminos y Puentes Federales (Capufe). Antes, en 2013, una auditoría del SAT detectó depósitos por 3.6 millones de pesos hechos por su sindicato a una empresa de su propiedad llamada REISCO, que justificó las transferencias como supuestos préstamos. Hay indicios de que el “Zar de la Limpieza” se está acomodando en la 4T, por lo que las alarmas han sonado fuerte en las oficinas del senador Napoleón Gómez Urrutia. Y es que “Napito” quiere para sí el control del sindicalismo en la 4T.

@RaulRodriguezC

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