1. La 4T se lleva, aunque con divisiones internas, al menos 10 estados. Si, al final, Michoacán y Campeche terminan definidas a su favor, el lopezobradorismo gobernará 18 entidades en total o, en su peor escenario, 16.

2. El próximo año se jugarán las elecciones para gobernador de Aguascalientes, Oaxaca, Durango, Hidalgo y Quintana Roo, es aún muy pronto para anticipar resultados, pero sería previsible que en algunos casos se sumen más gobernadores al lopezobradorismo que llegaría al 2024 con una gran mayoría de Estados a su favor en cuanto a operación política electoral, aunque, también, con grados de desgaste.

3. La 4T mantuvo la mayoría simple en San Lázaro, en términos reales nunca tuvo la mayoría “calificada” pues jamás contó con los votos necesarios en el Senado para lograr reformas constitucionales. El “castigo” que cacarea la oposición en contra del régimen es, en términos reales, de apenas 40 a 60 diputados menos que 2018.

4. La 4T mantendrá el control del presupuesto el resto del sexenio a menos que sucedan traiciones sumamente improbables en su bloque camaral.

5. Los bloques quedan más o menos así: La Alianza Opositora tendrá entre 181 y 213 legisladores y la 4T entre 265 y 292. Entonces, la única manera de que el oficialismo pierda la posibilidad de pasar las leyes que le vengan en gana, sería que el Partido Verde o el Partido del Trabajo traicionaran a López Obrador y sumen sus diputados a la oposición y que, además, Movimiento Ciudadanojuegue con el bloque aliancista. De otro modo, pocas cosas cambiarán en comparación con el panorama actual. Obviamente, ese escenario es más que improbable.

6. No habrá que perder de vista a los nuevos liderazgos y protagonismos que pueden darse en la Cámara Baja: Yeidckol Polevnsky, de la 4T, Margarita Zavala y Santiago Creel, del PAN, Idelfonso Guajardo y Alejandro Moreno, del PRI, Luis Espinosa Cházaro, del PRD o Salomón Chertorivsky, AmaliaGarcía y José Ángel Córdova, de Movimiento Ciudadano, por citar algunos ejemplos, pueden hacer que el nivel de debate suba considerablemente en comparación a lo vivido en el último trienio.

7. La única derrota real y dolorosa de la 4T radica en la erosión de su bastión más preciado: La Ciudad de México. La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, disminuye brutalmente, aunque no desaparece del todo, la posibilidad de convertirse en candidata presidencial para el 2024 y resiente el castigo de los capitalinos, pero la derrota también debe leerse apuntando a otro gran culpable: López Obrador, que se ha encargado de perder a sus adeptos en la capital dividiendo y menospreciando a colectivos, organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos que lo llevaron al triunfo en 2018.

8. Salvo contadísimas excepciones, el triunfo de la oposición en la Ciudad de México no responde ni a los perfiles ni a las campañas de sus actores sino a un castigo desde el corazón del país a la 4T. La oposición es beneficiaria del castigo, no propietaria del cambio.

9. El mapa político de la CDMX aterra y advierte, inclusive a nivel geográfico, la polarización del país: Es un muro que divide clases sociales, es la clase media contra la clase más baja y más lastimada. Ese debería ser el gran reto para todos, derribar el gigantesco dique llamado desigualdad.

10. Volvieron a fallar las encuestas, no hay bolas de cristal. La ciudadanía no es una masa pueril que se pueda manipular, cada elección tiene su lectura particular y nos toca estudiarla y analizarla a profundidad. ¡Ganó la ciudadanía!

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