Terrible experiencia para nadadoras menores de edad en Cancún. La noticia del intento de secuestro a tres atletas y a su entrenador sacudió al gremio acuático, que ya de por sí ha sufrido en los últimos meses con constantes problemas producto de las malas decisiones de sus dirigentes y ahora vivió esta penosa situación. Como dice el dicho: Al perro más flaco le caen todas las pulgas.

Hay que hacer un análisis de lo que pasa en nuestro país en materia de seguridad y siempre tenerlo presente. Los delincuentes ven siempre donde hay un nicho para hacer negocio con sus fechorías y no se les debe permitir tener esas oportunidades, se debe cuidar hasta el mínimo detalle. Uno de los principales problemas de la Olimpiada Nacional es la capacidad de hospedaje en las ciudades sede, y miren que Cancún en este sentido no debería sufrir, ya que la oferta que tiene es grande.

Sin embargo, existe otro punto a considerar como la designación de los hoteles. Todos los involucrados deberían homologar esta situación, ya que a algunos les tocan hoteles buenos, a otros de mala calidad, a otros realmente pésimos. En algunos aspectos como este, nos ha faltado precaución. En estos tiempos se debe tener más cuidado de a dónde meten a los jóvenes atletas

Después de ser rescatadas por un policía que afortunadamente hacía su rondín por donde se encontraban, estas niñas han regresado a casa y no competirán. Pero qué hay de los que se quedan en Quintana Roo y de los que irán a las otras sedes.

Muchos padres con solvencia económica no dejan ir a sus hijos con el resto de la delegación, se los llevan a hoteles de primer nivel para estar junto a ellos en prácticamente todo momento, pero no todos lo pueden hacer.

Y aunque la federación, desgraciadamente, no ha asumido su responsabilidad en muchos aspectos técnicos, no tiene nada que ver en lo del hospedaje. Sin embargo, y en lo que es triste para la natación de nuestro país repito: Al perro más flaco le caen todas las pulgas.

Qué tristeza que en un evento deportivo tan importante para México y para los deportistas como la Olimpiada Nacional haya pasado por esto. Se trata de una llamada de alerta para que toda la gente que está en la organización —federativos, entrenadores, padres de familia—, estén con las antenas bien prendidas, estén alertas a todo detalle ya que nunca es suficiente para evitar que los malandros hagan de las suyas.

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