Vaya semana la anterior, donde las declaraciones en materia de comercio internacional nos sacudieron de una manera vertiginosa e inesperada, con un panorama que aún no acabamos de describir y de evaluar en su justa dimensión. Pareciera que, en principio, las cosas tornaran a una relativa calma que no sabemos cuándo se pueda transformar de nuevo en una tormenta. Estamos viviendo tiempos muy distintos con múltiples preocupaciones, que ponen a prueba la templanza de cualquiera. Si pudiera en mi imaginación sustraerme a la distancia y mirar los acontecimientos que ocurren en nuestro muy querido país, lo veo como esta fotografía, un barco grande que continúa navegando, pero no estoy del todo cierto si esa enorme nube lo alcance, se transforme y no deje de llovernos. Acaso tengamos la fortuna de evitar encontrarnos con ella, en un mar que nos brinda una posibilidad más amplia de continuar navegando.

Ojalá y pronto la amenaza de una tormenta comercial queden conjurada y soplen los vientos, para alejarla y disiparla por muy grande que se vea. No tenemos otra alternativa que ponernos el salvavidas del trabajo y esfuerzo cotidianos y continuar navegando en el mar de la vida cotidiana visitando los puertos de la sensatez,  la esperanza,  la confianza y la seguridad en este, nuestro océano particular, llamado el Querétaro nuevo que deseamos conservar.

Twitter: @GerardoProal

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