La agenda pública de AMLO se basa en la mediatización de los temas que a él convienen y no a la sociedad mexicana. El presidente de la República se esfuerza para que los mexicanos olviden los graves y grandes problemas que su gobierno no atiende, que no puede resolver o aquellas malas decisiones que generan más dificultades.

Son problemas de la agenda pública la corrupción (de su familia); la inseguridad (miles de asesinatos, violaciones, desapariciones); homicidios de periodistas y defensore de derechos humanos; el narcotráfico (cada vez más letales); la la economía (que no crece y la caída del PIB); el desempleo; la falta de inversiones, la inflación, los incrementos a los precios de los combustibles; etcétera. El presidente manipula la agenda pública en sus mañaneras y sustituye esos temas de interés general por banalidades como el mediocre aeropuerto (en sustitución de otro que era mil veces mejor); su “ratificación”; la incontrolable migración de centroamericanos; el inconstitucional decreto de interpretación para hacer campaña en tiempos prohibidos; sus disputas con los eurodiputados; las sugerencias de cómo debe gobernar Joe Biden; la designación de embajadores non gratos; o su viaje a Centro América para regalar dinero de los contribuyentes.

Cuando los poderosos medios digitales, a la par de los medios tradicionales de comunicación logran arrebatar la agenda pública al presidente, AMLO enfurece. Temas impuestos por la sociedad y el periodismo libre: la corrupción de su familia, las acciones ilegales de tráfico de influencias de su amigo Alejandro Gertz Manero o los asesinatos a periodistas. Con respuestas que rayan en descalificaciones, difama y calumnia para dar respuesta equívoca al imponer de su fallida agenda pública. Para sorpresas de muchos, el presidente no ha logrado su objetivo, aunque la mediatización de su aparente desordenada agenda no se debilita. Otro tema que evade es el ecocidio de la selva lacandona cuando ofreció no tirar un solo árbol por su absurda obra del tren Maya.

En acciones desesperadas AMLO y sus aliados pretenden derrumbar al INE al imponerle la obligación de desarrollar, sin recursos públicos, el proceso de “ratificación”. En esa arena política también va perdiendo su agenda pública. La institución va desarrollando eficaz y eficientemente el procedimiento. La mayoría de los ciudadanos no apoyan las marrullerías de López Obrador, quien perderá por fraudulento a pesar de su desaforada agenda mediática ¡Sus funcionarios no podrán salvarlo!

Analista legislativo. @HectorParraRgz

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