La obra Acueducto II tiene importante razón económica y también ha obedecido a varios propósitos fundamentales, entre los que destacan la necesidad creciente del vital líquido para atender el acelerado crecimiento de la población de la ZMQ, en condiciones de adversidad progresiva por el agotamiento del agua subterránea que nos ha abastecido durante décadas.

La sobreexplotación del acuífero del Valle de Querétaro ha provocado el fenómeno de subsidencia (hundimiento del terreno) y fallas en el subsuelo que afectan la infraestructura urbana; a su vez, la subsidencia ha propiciado la ocurrencia de inundaciones, por el hundimiento del terreno (Zepeda G. J. A. y Alvarez Manilla A. A., 2005, Subsidencia y agrietamiento en el Valle de Querétaro y ZMQ. La Ecología Política en la Cultura del Agua en de Querétaro. Edición a cargo de Quesada A. S. y Whiteford S., UAQ y Michigan State University, pp 147-158).

La sobreexplotación del acuífero del Valle de Querétaro ha causado la disminución de los caudales que se extraen de los pozos e incluso ha dejado inhabilitados algunos de ellos, también ha llevado a aumentar la profundidad a la que se tiene que bombear el agua, dado que el abatimiento promedio del acuífero al año es de tres metros. La obra Acueducto II ha buscado compensar la insuficiencia del acuífero e intenta protegerlo como reserva estratégica.

El agua de Acueducto II, inaugurado en el año 2011, proviene de los manantiales del Infiernillo ubicados en el río Moctezuma, unos cuatro kilómetros aguas abajo de la formación rocosa que da lugar al Cañón del mismo nombre, cercanos a la Presa Zimapán y corresponde a la Cuenca del Pánuco. Ciertamente, desde que se planeaba traer agua de otra región a la ZMQ, se discutía la pertinencia del trasvase de una cuenca a otra, lo cual resultaba ajeno al criterio de sustentabilidad.

El Grupo de los Cinco (cinco objetivos relativos al agua: naturaleza, sociedad, ciencia, política y comunicación) manifestó su preocupación por el plan de traer agua a la ZMQ proveniente de otra cuenca y propuso otras alternativas. A este grupo ha pertenecido quien aquí escribe, desde su formación hace casi veinte años, integrado por una docena de ingenieros civiles experimentados, expertos en hidrología y geotecnia, así como en la administración del agua.

Siempre se ha tenido la conciencia de la necesidad de agua adicional para una metrópoli que crece aceleradamente y cuyo acuífero se ve amenazado de agotamiento, acompañado del fenómeno de la subsidencia y daños a la infraestructura de la urbe, principalmente en el Valle de Querétaro (Zepeda G. J. A., 2009 El Agua en Querétaro: Diagnóstico y Perspectivas, conferencia magistral impartida en la UAQ).

Ha sido también recomendado por el Grupo de los Cinco en diversos foros y conferencias, tomar en cuenta el posible abastecimiento de agua proveniente de la zona de Amealco, la cual podría resultar accesible en lo técnico y en lo económico, también se ha aconsejado atender el problema de las fugas de agua de la ZMQ y aprovechar de mejor manera el agua tratada.

Respecto a la recarga del acuífero, resulta un riesgo inducirla o forzarla, además de los costos elevados de tratar de desarrollar y administrar una infraestructura que permita y que lleve agua con calidad al acuífero. Por otro lado, si somos capaces de realizar un tratamiento de agua que la haga potable, antes que inyectarla al subsuelo deberíamos aprovecharla para reutilizarla en superficie en al abastecimiento de agua potable.

La recarga del acuífero del Valle de Querétaro de forma natural es deseable, a pesar de que es escasa su posible cuantía. Las áreas naturales protegidas deben asegurarse, tal es el caso de Peña Colorada y El Cimatario. El crecimiento de una urbe, para que resulte benéfico, debe ser sostenible.

Exrector de la UAQ. zepeda@uaq.mx

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