En diversas administraciones estatales y municipales ha sido recurrente atender las necesidades de abastecimiento para los diversos propósitos, así como las dificultades relacionadas con las inundaciones, sobre todo en nuestra ciudad capital y en la Zona Metropolitana de Querétaro.

Se han hecho esfuerzos notorios por lograr la infraestructura indispensable, desde tiempos del Virreinato, tal es el caso del famoso Acueducto que es símbolo de nuestra ciudad de Querétaro, obra en la que destacó el benefactor Juan Antonio de Urrutia y Arana, Marqués de la Villa del Villar del Águila, quien mandó su construcción entre 1726 y 1738 con apoyo del ayuntamiento, satisfaciendo así las necesidades de la ciudad. El agua se obtuvo de manantiales de La Cañada, en el hoy municipio de El Marqués.

En el siglo XX aumentaron en mucho los requerimientos de agua para la ciudad de Querétaro, la principal fuente de abastecimiento pasó a ser el agua subterránea extraída por medio de pozos de bombeo, la cual además de atender principalmente la demanda de la población, sirvió para el riego en la agricultura y para la industria.

En este siglo XXI se ha incorporado a la Zona Metropolitana de Querétaro agua proveniente de la cuenca del Pánuco, de la zona de los manantiales del Infiernillo, obra que ha comprometido una gran inversión en infraestructura, es lo que conocemos como Acueducto II y que proporciona 50 millones de metros cúbicos de agua al año. El costo de la obra se estima que fue del orden de 3 millones 500 mil pesos, a lo que debe agregarse su costo de operación anual, que también es significativo, tanto por la energía eléctrica requerida para elevar el agua casi mil metros de altura, como por su planta de tratamiento, además del mantenimiento de las instalaciones.

Algunas de las principales razones para considerar otra fuente de abastecimiento distinta de la proveniente de los mantos acuíferos de la Zona Metropolitana de Querétaro, son el abatimiento de las aguas subterráneas, tres metros promedio por año; asimismo, se tiene una población creciente que requiere del servicio. Un fenómeno causado por la extracción de agua de nuestros acuíferos, es la subsidencia, es decir, el hundimiento del Valle, lo que ha generado daños a la infraestructura pública y privada. Acueducto II ha tenido el propósito de coadyuvar en la disminución de la extracción de agua del subsuelo para atemperar su abatimiento, así como para aumentar la dotación que demanda la población creciente de la Zona Metropolitana de Querétaro.

Quien aquí escribe, ha insistido en la importancia de preservar nuestras aguas subterráneas como la reserva estratégica, no debemos agotarlas, son la fuente de agua de mejores condiciones para el consumo humano y estamos obligados a evitar su contaminación. Nuestros mantos acuíferos están limitados, no son una fuente inagotable de agua. En todo caso, el agua que deberíamos extraer debería balancearse con su recarga natural.

Afortunadamente, existen acuerdos que permitirán aumentar los caudales provenientes de la cuenca del Pánuco, sin embargo, todo ello entraña diversos cuestionamientos. A inicios de esta semana el titular de la Comisión Estatal del Agua, Enrique Abedrop, señaló la necesidad de considerar magnas inversiones, 20 mil millones de pesos para la infraestructura que permita acceder a mayores caudales de la cuenca del Pánuco, esto sería Acueducto III. Será fundamental revisar de forma integral el abastecimiento de agua, los componentes que han de participar en el uso racional del recurso, invirtiendo en el mantenimiento y mejora de la infraestructura existente (disminuyendo fugas), dando tratamiento a las aguas residuales y administrando su adecuado reúso, así como el mejor aprovechamiento de las aguas superficiales producto de los escurrimientos que generan las lluvias, en lugar de que nos inunden.

Ex Rector de la UAQzepeda@uaq.mx

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