Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su equipo de Comunicaciones y Transportes, encabezado por Javier Jiménez Espriú, recibirán hoy la opinión del Colegio de Ingenieros Civiles sobre el dictamen técnico de viabilidad del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM). Como se los pidió el pasado 6 de agosto el presidente electo, los ingenieros mexicanos, incluido Carlos Slim, presentarán sus comentarios sobre la obra insignia del gobierno de Enrique Peña Nieto. Lo más previsible es que su opinión sea favorable: la obra debe seguir construyéndose donde está actualmente.

Como lo advirtió el futuro titular de la SCT, cancelar su construcción implicaría un gasto para el gobierno de más de mil millones de pesos, lo cual daría al traste con muchos de los otros grandes proyectos de infraestructura que pretende impulsar el nuevo gobierno federal.

La estrategia que comienza a perfilarse es la de la concesión —la cual también implicaría un mayor costo por la aceleración del pago de los bonos por 6 mil millones de dólares que poseen 750 inversionistas nacionales y extranjeros—; no obstante, el nuevo gobierno buscará reducir el valor de la obra considerada por Andrés Manuel López Obrador como “faraónica”.

Carlos Slim y López Obrador se han hecho guiños. Primero, el empresario dijo que el mejor modelo para el nuevo aeropuerto es el de la concesión, a lo que el tabasqueño respondió favorablemente. Luego, desde España le aventó otro anzuelo: “Si se construye con materiales nacionales nos ahorraríamos hasta mil millones de dólares y sería bueno para la economía nacional. Lo más racional es buscar que se reduzca el costo con materiales nacionales”, dijo el dueño de Grupo Carso.

Los comentarios de Slim tienen un mayor significado si se toma en cuenta que el proyecto actual, diseñado por el arquitecto británico Norman Foster y el despacho FR.EE de su ex yerno, Fernando Romero, exige materiales importados, por lo cual, según el empresario mexicano, “es posible bajar el costo total” de la obra.

De acuerdo con información de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), el contrato para el desarrollo arquitectónico y de ingeniería del Nuevo Aeropuerto Internacional de México tuvo un sobrecosto de más de 46%, al pasar del precio original de mil 841 millones 753 mil 116 pesos, a 2 mil 692 millones 364 mil 463 pesos.

Además, la ASF observó irregularidades en los costos por hora y sueldos de los arquitectos y la mano de obra contratados para el desarrollo del proyecto. Asimismo, expuso que no se acreditó evidencia de una investigación de mercado previa para adjudicar el contrato. Al respecto, el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, administrador del proyecto, aseguró que el diseño del NAIM, el cual incluye todos los componentes del aeropuerto (Edificio Terminal, Torre de Control, Centro de Transporte, Pistas y demás aspectos), fue resultado de una convocatoria a la que acudieron los más prestigiados despachos nacionales e internacionales.

Lo cierto es que para continuar la obra, el nuevo gobierno también planea revisar algunos de los contratos, entre ellos el del proyecto arquitectónico. La presidenta nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, ha dicho que le parece “desconcertante” que en el diseño y elaboración de los contratos de los proyectos ejecutivos para la construcción del edificio terminal de pasajeros, de vialidades de acceso al estacionamiento, la torre de control y de todos los Centros de Control de Operaciones se hayan asignado por adjudicación directa.

Fernando Romero, por lo pronto, sigue presumiendo la obra por el mundo. Lo mismo en Madrid, donde el año pasado celebró el aniversario de su amigo y socio en este proyecto, Norman Foster, que en Londres y Nueva York, donde tiene oficinas su despacho FR.EE.

“Será un logro extraordinario para el país la construcción de ese aeropuerto”, le dijo en febrero pasado a Bloomberg quien hace tres meses presentó su nueva obra arquitectónica en Mónaco: el lujoso yate Se77antasette de 77 metros de eslora y “estructura compleja”, de la mano del fabricante náutico italiano Benetti.

Posdata. Más allá de la presunta ruptura con Carlos Slim, Romero y Foster han retrasado algunos de los proyectos de diseño, lo cual ha generado la queja de contratistas del nuevo aeropuerto.

Crisis en TMM. La compañía del poderoso empresario José Serrano Segovia no atraviesa por buen momento luego de varios años de tener prácticamente el control del mercado de fletes marinos de Pemex y un gran número de concesiones portuarias.

La cotización de su acción ha bajado de 165 a 6 pesos en los últimos años, y las razones son evidentes: arrastran una gran deuda financiera que recientemente tuvieron que renegociar con sus acreedores derivado del incumplimiento de varios vencimientos de pagos de intereses, como sucedió con el cupón de julio del 2018 y el del 15 de mayo.

Los estados financieros auditados por el despacho Salles-Sainz-Grant Thornton advierten la “existencia de incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad del grupo para continuar como negocio en marcha”.

Ya le contaremos más.

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