¿Cuál fue la tasa de deserción en la universidad a raíz de la pandemia? ¿Qué factores causan que la juventud abandone temporal o definitivamente el espacio escolar? ¿Cómo se podría revertir tal exclusión? Cuatro colegas de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) tratan de responder a estas preguntas mediante un estudio que está próximo a publicarse en forma de libro y bajo el sello editorial de Íconos y del Consejo de Ciencia y Tecnología de ese estado del sureste (CCYTET).

El trabajo de Pedro Ramón, Verónica García, Martha Silva y Silvia Aquino es muy oportuno y valioso porque según la Encuesta para la Medición del Impacto Covid 19 en la Educación, (Ecovid-Ed 2020) del INEGI, 5.2 millones de personas de 3 a 29 años no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021 por razones atribuidas al Covid y a la falta de recursos. Si a esto le agregamos los 3.6 millones que no se registraron por “tener que trabajar”, pues en México tenemos un nivel de exclusión escolar del tamaño de toda Austria (8.8 millones).

Esta es la panorámica general de un país que declaró como gratuita y obligatoria la educación superior y cuyos gobiernos Federal y estatales y no pocas universidades, ofrecen diferentes tipos de becas. En el futuro, como ha sostenido esta columna, habrá que revisar la noción de la equidad en la educación superior y actuar de manera mucho más imaginativa. “Repartir dinero “viste” y no requiere mucha imaginación, mientras que promover el aprendizaje y el desenvolvimiento humano de los y las jóvenes más pobres requiere conocimiento, liderazgo y organización” (El Universal Querétaro; 21/02/22).

Nuestros colegas detectaron que 446 jóvenes se dieron de baja en la UJAT durante el ciclo escolar 2020-2021 y se localizaron a 352 (75%) para aplicarles una encuesta y explorar las razones por las cuales dejaron la universidad. De esta muestra, siete de cada diez eran mujeres, mientras que el promedio de edad fue de 22 años. Además, 40 jóvenes de esos 352 fueron seleccionados para conducir una entrevista cara a cara.

El primer resultado que llama la atención es que 71 por ciento de los encuestados se dio de baja de manera temporal, mientras que el restante (102 personas) definitivamente ya no volverán a la UJAT. Las cinco razones principales para abandonar la universidad son: (1) “los docentes no están capacitados en el uso de las TIC”, (2) tuvieron un familiar enfermo de Covid, (3) hubo un “exceso de tareas”, (4) les asignaron docentes “poco comprometidos con la tarea de enseñar” y (5) había “problemas de salud a causa del Covid”.

Un acierto adicional de esta investigación es explorar propuestas de los propios estudiantes para evitar la deserción. Las y los jóvenes mencionaron 11 estrategias en total y las cinco más valoradas fueron: (1) introducir cambios en los programas de estudio, (2) mejorar la planta docente, (3) mejorar los trámites administrativos, (4) desarrollar un ambiente universitario que ofrezca Internet y servicios de cómputo y (5) disminuir tareas y proyectos. Por cierto, al final de la lista aparece la opción “otorgar becas”.

El fomento de la equidad mediante un mejor arreglo pedagógico e institucional está pendiente en la universidad pública de México. Habrá que trabajar en ello con base en estudios como el que desarrollaron los colegas de Tabasco y poniendo especial atención en los problemas r-e-a-l-e-s que enfrentan los jóvenes, no sólo en lo que supone el político y la autoridad.

Investigador de la Universidad 
Autónoma de Querétaro

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