C uando apenas comenzaba a superarse el riesgo de una segunda Gran Depresión, en 2010, los líderes del Grupo de los 20 decidieron cambiar su énfasis hacia la estabilidad de sus finanzas públicas, por temor a grandes déficits y endeudamiento incurridos en 2008 y 2009, combatiendo la falta de demanda.

Sólo dos países, Estados Unidos y Reino Unido, siguieron aplicando medidas expansivas fiscales y/o monetarias con un diagnóstico diferente al de otros países. Éste era que la pérdida de riqueza era tal que traería una reducción abrupta del gasto y la inversión privados.

Ahí está gran parte de la explicación de porqué estos dos países son, entre economías avanzadas, los que mejor desempeño muestran recuperando el crecimiento. El resto se concentró en mejorar sus finanzas públicas y de ahí la etapa de austeridad que causó caídas no vistas en 80 años en su nivel y calidad de vida.

La más golpeada fue la zona euro, que por tener una moneda común no permitió a sus miembros más débiles depreciar su tipo de cambio o desplomar sus tasas de interés, como lo habían hecho EU y el Reino Unido.

Sin que la recuperación británica o de EU sea completa, una primera lección fue que la adhesión extrema a verdades absolutas en política económica nunca es buena y menos en crisis.

Así, ya hay una separación entre políticas económicas de economías avanzadas, así como en sus ciclos económicos. Mientras EU aumenta su producto y empleo, en la zona euro siguen discutiendo medidas a medias para combatir la recesión, pero sin romper el equilibrio de las finanzas públicas.

EU y el Reino Unido se preparan para reducir sus estímulos monetarios y eventualmente aumentar sus tasas de interés. La zona euro acaba de adoptar tasas de interés negativas para los depósitos de los bancos en el banco central y planea compras hasta por un billón de euros de valores privados.

La inminente alza de la tasa de interés estadounidense fortalecerá aun más al dólar. Como las inyecciones monetarias que hizo la Reserva Federal en su economía fueron muy grandes, sólo las puede reducir gradualmente. Sus tasas de interés se ajustarán también gradualmente, lo cual hace probable que para 2106 y 2017 las tasas sigan en aumento.

Habrá depreciaciones de monedas frente al dólar. El crecimiento mundial será menor y eso acentuará la competencia por las exportaciones. Las depreciaciones monetarias serán en parte en respuesta a esa competencia y causarán irritación entre los socios comerciales. A cada país le tocará hacer lo pertinente combatiendo el dumping de precios, en respuesta a los problemas de sus productores que estarán en su séptimo año consecutivo de mercados muy débiles.

México resultará golpeado por los efectos de este gran ajuste. El peso se depreciará y a la vez el dólar más fuerte bajará los precios del petróleo. Las mayores tasas de interés aumentarán el costo de su deuda pública. La deuda en dólares del sector privado mexicano va a dar dolores de cabeza, pues se ha dado a conocer un endeudamiento sin precedente.

Habrá oportunidad para una política más enfocada en el interés de la producción nacional, pero también espacio para la gran decepción. El FMI está por anunciar una segunda reducción a su estimación de crecimiento global, otro ejemplo de que el diagnóstico ha subestimado la profundidad del ajuste que aún falta.

Analista económico. rograo@gmail.com

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