Los tendidos de la Plaza de Toros Santa María se vieron llenos de alegría y emociones al reunir a un gran número de aficionados a la fiesta brava, quienes se congregaron para ser testigos de la corrida por el 101 Aniversario de la Constitución Mexicana.

El cartel ofreció nombres de lujo, ya que los protagonistas del ruedo fueron los matadores Julián López ‘El Juli’, Sergio Flores y Andrés Roca Rey, quienes alternaron con el rejoneador queretano Santiago Zendejas, quien resultó el gran triunfador de la noche, al cortar dos apéndices.

El evento dio inicio en punto de las 5 de la tarde con el tradicional paseíllo en el que los participantes mostraron con elegancia sus trajes de luces y campero, para después darle paso a un minuto de aplausos en memoria del fundador de Barralva, Luis Ángel Álvarez Bilbao.

Orgullosos de su nacionalidad, los presentes realizaron una ceremonia que incluyó el Himno Nacional y honores a la bandera, que fueron encabezados por la banda Ensamble Constitución de 1917, a cargo del maestro Arturo López, así como la banda de guerra y escolta de la 17a Zona Militar, y elementos del Pentathlón Moderno Militarizado.

Posteriormente Zendejas pisó el ruedo para enfrentarse a Don Luis de 486 kg, seguido de uno de los más aplaudidos de la tarde, el matador madrileño “El Juli”, quien mostró su temple y elegancia en el ruedo al lidiar a Giraldo de 485 kg, un ejemplar proveniente de la ganadería Montecristo.

A lo largo de la tarde, los asistentes gozaron de un entretenido espectáculo, cargado de suspenso y un gran ambiente en los tendidos. El honorable recibió con palmas a Sergio Flores, seguido del peruano y matador del momento, Andrés Roca Rey, quien se llevó las palmas y ovaciones de los jóvenes asiduos.

Para la segunda tanda de los matadores, los amantes de la fiesta brava los despidieron con ímpetu, dando muestra de su pasión por este tipo de eventos en los que se reúnen conocidos empresarios y la socialité queretana para también disfrutar de una gran convivencia.

Seguro de su talento, Santiago Zendejas otorgó un astado al final de la corrida, al que midió con elegantes ejecuciones, acompañado de sus fieles caballos que con fuerza y agilidad complementaron el espectáculo.

El queretano, se llevó las palmas y ovaciones de pie al clavar un certero rejón, por lo que los pañuelos blancos alumbraron todo el tendido, lo que le permitió cortar dos orejas y un arrastre lento para el toro.

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