Días antes de su primer corrida de toros, como administrador de la Plaza Santa María, Pablo Álvarez estaba preocupado por el fuerte viento en Querétaro.

“Puede afectar a los toreros en sus movimientos frente al toro”, dijo el joven empresario, mientras explica los pequeños detalles que hacen de una corrida un éxito o un fracaso.

Con José Manuel Herrerías, su amigo y socio de 26 años, son los empresarios taurinos más jóvenes de México y nuevos administradores de la Plaza Santa María.

El reto es colocar esta plaza donde estaba hace cuatro décadas: como la más importante de Querétaro y posiblemente de todo México.

La prueba de fuego de Pablo Álvarez fue sacar adelante, sin reclamos, una de las corridas más importantes de sus incipientes carreras, la del pasado viernes 22 de noviembre, con Eulalio López Zotoluco, Julián López El Juli, Alejandro Talavante y Octavio García El Payo.

Álvarez Saiz, de 24 años, debutó hace tres como empresario taurino, con una corrida de Enrique Ponce en esta misma plaza. “Creo que esta es la responsabilidad más grande dentro de mi carrera taurina”, dijo Álvarez.

Legado taurino

Nicolás González Arestegui, de 31 años, checa la arena color rojo teja que coloca en el ruedo de la plaza que ha pertenecido a su familia durante tres generaciones. Pisa la tierra, la toca, la vuelve a pisar. Nuevamente los pequeños detalles de una corrida de toros.

Hace un año murió su padre y ahora él, y sus hermanos, tienen la responsabilidad de sacar adelante la plaza, que más que un negocio, ha sido su vida.

Contó cómo en 1963, su abuelo, que se llamaba como él, “tuvo un atrevimiento muy bonito”, de construir una plaza de toros en Querétaro.

“Aquí (en la plaza), he vivido muchas cosas, me traían desde que podía caminar, 28 años de ver toros, y qué te digo: recuerdos, los mejores”, recordó.

Ambos están muy contentos con el resultado de la corrida del pasado 22 de noviembre que lució una nueva cara y que fue abarrotada por el público queretano.

No me gustaban los toros: “Palillo”.

Pablo Álvarez. 24 años. Estudió Administración de Empresas. De familia ganadera, La Barralva. Su mejor torero: el español Morante de la Cueva.

“Aprendí a ver toros en la Santa María, tenía ocho años cuando vi mi primer corrida y la verdad a mí no me gustaba nada, no tenía afición, le agarré afición como a los 12 años”, recordó.

Mis recuerdos en el ruedo, los mejores: Nicolás González.

Nicolás González Jáuregui de 31 años. Estudió Administración de Empresas. Propietario de la Plaza Santa María. Se dedica a la cría de toros bravos y alguna vez jugó en las reservas de los Gallos Blancos de Querétaro: pero le va al América y el Real Madrid. En Los Gallos, “No seguí porque no tenía el nivel para más, pero estuve un rato ahí”, dijo.

Un gerente de plaza de toros se debe fijar en todo: Patricio Sinecio.

Gerente de la Plaza Santa María de 25 años. Abogado. Cuando no ve toros, monta caballos en el rancho de su hermano, rejoneador, Mauricio Sinecio.

Asegura que un gerente de plaza de toros se debe fijar en todo y atender a la gente como quisiera que lo atendieran a él. “Para administrar una plaza, se necesita, en primer lugar, tener afición, saber un poco de toros”, dijo.

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