En México existen bebidas fermentadas de origen prehispánico que aportan diversos beneficios como el pulque o el aguamiel, pero otra de las bebidas más reconocidas es el tepache.

Esta bebida se creaba a partir de la fermentación del maíz y se endulzaba con piloncillo.

Después de la Conquista se le agregaron diversas frutas, pero la forma más conocida o popular de preparar el tepache es el de la fermentación de la piña y su cáscara en barriles de madera y endulzandolo con piloncillo y un poco de canela.

En varios sitios se preparan con manzana, naranja o pera. El tepache tiene un grado bajo de alcohol, dependiendo de la fermentación que va desde 1 a los 8 grados de alcohol.

Entre sus múltiples beneficios se encuentra el alto contenido de vitamina C por tratarse de una fruta cítrica, cuando es preparada con píña; también aporta vitaminas A, B y minerales como el magnesio.

Protege la flora microbiana del colon. Asimismo, ayuda a combatir los parásitos intestinales contribuyendo a una buena digestión al contener bromelina, una enzima que ayuda a mejorar el proceso digestivo.

El tepache contiene tibicos, a los cuales se les atribuye la revitalización de tejidos dañados por traumatismos y por infecciones recurrentes, alivio de colitis, infecciones urinarias y reducción de peso, esto de acuerdo con el Doctor Rubén Darío Moreno Terrazas Casildo, egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana.

A muchas personas no les agrada el tepache por su sabor, pero de acuerdo con un estudio del departamento de Química de la Universidad de Guadalajara, esto se debe a que “la cantidad de piloncillo empleada para la producción de tepache es el factor de mayor impacto en el grado de aceptación entre los consumidores. Sin embargo, el pH también tiene un efecto significativo sobre la formación de productos y aceptación de tepache”.

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