De acuerdo con la especialista, el autismo es una enfermedad mental mayor que corresponde a una psicosis infantil de amplio espectro que puede ir desde un autismo infantil precoz de bajo rendimiento funcional hasta un síndrome de alto rendimiento como el Asperger, que por su gran capacidad de adaptación puede no ser considerado una patología ni un trastorno sino un proceso diferente de pensamiento.

“Imagínense que la cigüeña trae a la tierra un bebé que iba para una galaxia en donde nada es parecido a lo que hay en este planeta. Donde arriba no es arriba, ni abajo es abajo; donde una caricia puede ser dolorosa y un susurro amoroso es amenazante; todo es diferente. En esa condición, al recién llegado, que no entiende nada, no le queda otra opción que sumergirse en su mundo interior que es lo único que conoce”, de esta forma, la psiquiatra infantil Olga Albornoz describe lo que es el autismo.

Albornoz dice que se trata de una enfermedad, porque “los niños no vienen de otra galaxia y son nuestros hijos, y no tienen un funcionamiento cerebral igual al de su entorno”. Betty Roncancio, cofundadora y directora de la Liga Colombiana de Autismo y madre de Juan José, de 20 años, autista, coincide en que todo esto se incluye en lo que los expertos llaman trastornos del espectro autista (TAE), una condición neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez, dura toda la vida y afecta cómo una persona se comporta, interactúa con otros, se comunica y aprende.

Las personas con autismo presentan exagerada dependencia a las rutinas y alta intolerancia a la frustración, además que son altamente sensibles a sonidos, olores y texturas, por lo que se les dificulta estar en ciertos lugares. Se estima que cerca de un 1 por ciento de la población mundial padece algún TEA, una condición cuyo origen no está claro y depende de varios factores.

El descubrimiento temprano de esta condición es importante; mientras más pronto se detecte, más fácil es realizar un tratamiento adecuado. El autismo es diagnosticado cada vez más con anticipación. Por otro lado, Verónica Burón, de la Clínica Alemana de Chile señala que “generalmente se detecta después de los 3 años; incluso, nos están llegando niños de un año y medio o dos años”.

La especialista enfatiza en la detección prematura, ya que “se puede manejar mucho más a un niño con detección temprana. Es increíble cómo algunos niños si iban en una curva de desarrollo atípico, vamos acercándolos más a un desarrollo típico, y quizás después quedan con algunas peculiaridades, pero es importante comenzar una detección y un tratamiento precoz”.

Eso sí, existe cierta dificultad para descubrir anticipadamente esta condición. En relación con esto, Ester Hasson, psiquiatra infantil, afirma que los pacientes con autismo “generalmente no tienen características físicas que los distingan de otras personas”.

Señales que pueden ayudar a su detección

  1. Evitan el contacto visual y se aíslan.
  2. Tiene dificultad para relacionarse con los demás o no manifiestan ningún interés por otras personas.
  3. Presentan complicaciones para comprender sentimientos de otros y expresar sus propias emociones.
  4. Evitan contacto físico, prefieren evadir los abrazos, con excepción de cuando ellos están interesados.
  5. Repiten o imitan palabras o frases que escuchan.
  6. Repiten acciones una y otra vez.
  7. Les cuesta mucho adaptarse a cambios en las rutinas.
  8. Reaccionan en forma peculiar ante ciertos olores, gustos, tacto, aspecto y sonidos.
  9. Pierden destrezas que ya habían adquirido; por ejemplo, dejan de decir palabras.
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