La asimilación y reacciones ante la música son plenamente subjetivas y varían según como cada quien asimila la articulación, la velocidad y el timbre en la melodía, en conjunto con las emociones básicas, lo que puede producir una sensación emocional y una valoración personal.

Según la psicología, la percepción musical se define a través de “la integración de las variables físicas del sonido con procesos cognoscitivos como el aprendizaje, la memoria y la emotividad en conjunto con un contexto estético y sociocultural determinado”, señala la maestra Concepción Morán, de la Facultad de Psicología de la UNAM.

Es así como la percepción musical es diferente según tu historia personal, la cual puede determinar en cada persona ciertas reacciones emocionales, como la alegría o la tristeza, a distintas piezas musicales, razón por la cual elegimos un género u otro según nos proporcione bienestar o tranquilidad.

Música es terapia
Es natural usar la música para regular nuestras emociones, por ejemplo, para hacer más ameno el trayecto en el transporte público o para relajarnos después de un día pesado.

Lo anterior también es resultado de la percepción musical, pues “la música es una fuente de motivación intrínseca, de recreación, enriquecimiento y diversión, porque es algo que te puede gustar por sí misma, te hace pensar, te hace más tolerante hacia los demás y a determinadas situaciones”, señaló la maestra Moran.

Por estas propiedades, la especialista recurre a la música como componente motivacional para dar terapia a niños con parálisis cerebral, estimulando así el padecimiento del sistema motor de sus pacientes a través de la música.

“Tradicionalmente si le dices a un niño con parálisis ‘mueve cien veces la pierna’ no lo va hacer. En cambio, si le dices ‘mira, vamos a tocar este tamborcito con el pie’, entonces genera un sonido, luego puede generar un ritmo y es algo que al niño le gusta porque logra mover el pie y lo hace sentir bien”, explica la maestra Morán.

En casos de pacientes con esquizofrenia, la música puede cumplir otra función, como el generar un vínculo entre quienes cuidan al paciente o sus familiares, debido a que como actividad lúdicapuede llevarse a cabo en conjunto propiciando vínculos más estables a través de la diversión y la comunicación.

***Ciencia UNAM, Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM

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