El número de trabajadores que ganan más de tres salarios mínimos se desinfló en un año, al pasar de 9.37 millones en el cuarto trimestre de 2018 a 6.98 millones en igual periodo del año pasado, es decir, una disminución de 2.39 millones de personas, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

La menor cifra de empleados que perciben mayores ingresos en México provocó un repunte de la subocupación, concepto que concentra a individuos que tienen la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo.

En dirección opuesta, la cantidad de población ocupada que gana menos de tres salarios mínimos repuntó el año pasado, al pasar de 33.7 millones a 38.7 millones, es decir, 5 millones más en el segmento más bajo de ingresos.

De esa forma, la participación de este grupo pasó de 62.2% de la población ocupada al cierre de 2018 a 69.5% al concluir el año pasado.

“Las cifras son reflejo de que la precarización del mercado laboral se mantiene pues no se ve un cambio en las condiciones laborales.

“Los que reciben bajos salarios tienden a aumentar y quienes tienen altos ingresos van a la baja”, comenta Héctor Magaña, profesor e investigador del Tecnológico de Monterrey.

El académico reconoce que el incremento de 16.2% al salario mínimo del año pasado pudo impactar en las proporciones, pero de manera marginal.

Agrega el también coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) que cada vez son menos las personas en niveles salariales más elevados y que por la falta de recursos es que muchos tienen que buscar una fuente adicional de ingresos para satisfacer sus necesidades, por esa razón es que la población subocupada tiende a aumentar.

De acuerdo con el Inegi, el porcentaje de la población ocupada que tiene la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual le demanda, llegó a 7.8% en el cuarto trimestre de 2019.

Se trata de la cifra más alta desde el segundo trimestre de 2016. De esta forma, el número de subocupados ascendió a 4.3 millones de personas al cierre del año pasado, 16.8% más que los reportados en el cuarto trimestre de 2018.

Entre las entidades con mayor nivel de subocupación se encuentran Oaxaca, con una tasa de 15.1% de su población ocupada; Colima, 14.3%; Tabasco, 13.7%; Zacatecas, 13%; Baja California Sur, 12.8%; Guanajuato, 12.7%, y Nayarit, 12.6%.

Por el contrario, los estados con el menor nivel fueron Querétaro, 2%; Aguascalientes, 2.2%; Baja California, 2.3%; Morelos 2.8%, y Jalisco, 4%.

Estos problemas de los bajos salarios y la subocupación tienden a acrecentarse debido a que la población ocupada en el sector informal no disminuye, al contrario aumenta poco a poco.

En el último año, el total de ocupados en el sector informal se incrementó en 2%, para llegar a 31.3 millones de trabajadores, que representan 56.2% de la población ocupada en el país, lo que se ve reflejado también en las percepciones salariales, es decir, una persona que se encuentra ocupada en la informalidad es más complicado que pueda ubicarse en los rangos salariales más elevados, explica el investigador.

Para este año, Magaña considera que esta situación puede mantenerse, ya que de no mejorar los niveles de inversión difícilmente habrá fuentes de trabajo de mayor calidad, con salario alto, que cumplan las prestaciones de ley, incluso con prestaciones superiores.

“Pero si no existe ánimo, no existe confianza para invertir en México, va a ser complicado que se generen este tipo de ofertas laborales, y si no existen ofertas atractivas, lo que va a ocurrir es que cada vez más personas tiendan a ocuparse en el sector informal”.

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