Reducir la jornada laboral a 40 horas afectará al sector restaurantero, aseguró la presidenta de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y de Alimentos Condimentados (Canirac) delegación Querétaro, Rosalinda Hernández Rosiles.
“A nosotros nos aumentaría contratar más gente. Si se reduce ese horario sería contratar una plantilla más porque bueno, vamos a tener un mayor costo, y aparte, muchos de nosotros tenemos a nuestros colaboradores en todo lo que es el seguro social, todo lo que conlleva”, explicó.
La empresaria comentó que aquellos negocios que tienen hasta tres turnos deberán contratar una plantilla más de trabajadores para compensar la reducción de la jornada laboral, cuya propuesta es reducirla de 48 a 40 horas a la semana.
“Eso sí, para nosotros sería una afectación, porque los que tenemos o tienen un horario de tres turnos pues sería aumentar a otra plantilla donde el empresario se vería afectado con esa reducción de jornada laboral”, subrayó.
Respecto a las condiciones laborales en el sector, aseguró que todos los socios de Canirac tienen a sus colaboradores registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Sobre el salario promedio de los trabajadores de restaurantes, comentó que éste varía según el establecimiento, además de que los ingresos del trabajador se confirman de un salario base y de las propinas.
“Bueno, pues es algo que ya va sucediendo y pues así tiene que ser (aumentar el salario mínimo), aparte acá en nuestro gremio no ganan el mínimo, siempre van más arriba. Pues varía en cuanto a los meseros, en el puesto de mesero es un poco más del mínimo, pero ellos van también por propina. Tiene un sueldo base y también depende de la propina”, manifestó al opinar de las reformas legislativas que se plantean a nivel federal.
Por ahora, la cámara agrupa a 400 negocios y la expectativa es que crezca esta cifra, por los beneficios que representa adherirse a la organización, señaló.
Rosalinda Hernández recordó que el año pasado hubo un repunte en los registros de nuevos socios, cuando la Canirac logró la suspensión definitiva en contra del decreto que reforma el Reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco, al ampararse en beneficio de los socios de la cámara.
