El Aeropuerto Intercontinental de Querétaro (AIQ) vive una nueva normalidad. Se recupera de la afectación que le dejó la pandemia por el Covid-19, debido a que sus operaciones cayeron hasta en un 95%, lo que provocó que la terminal luciera desierta.

A casi un año, sus salas de espera lucen llenas, con cientos de maletas de pasajeros a los que se les observa el rostro de felicidad antes de abordar el imponente avión —que cuando despega de la moderna plataforma que tiene longitud de 4.2 kilómetros— hace rugir sus poderosas turbinas.

Nueva normalidad

Para ingresar a la terminal aérea es obligado llenar un cuestionario en donde el pasajero informa si ya padeció o no Covid-19 o si ha estado en contacto con personas que ya tuvieron el virus.

Esto le permite a la administración dar seguimiento a los pasajeros que pudieran provocar alarma por este padecimiento, es lo que explica Jessica Ramírez, responsable de las acciones de comunicación y difusión del AIQ.

Otra de las acciones obligadas para ingresar es pasar frente a una cámara termográfica, el cual es un dispositivo que mide la temperatura sin que el pasajero tenga contacto con el aparato.

“En cada uno de los accesos y también en los hangares se puede medir a dos metros de distancia la temperatura a cada una de las personas que ingresan, principalmente a los pasajeros”.

Ya en el interior hay señalamientos amigables que le recuerdan al usuario guardar distancia y utilizar el cubrebocas, además de que hay dispositivos en donde se encuentra gel antibacterial.

En el acceso principal, se forman largas filas de pasajeros que se aprestan a documentar en los mostradores pues la demanda, nos dice Jessica Ramírez, se da a tres principales destinos: Monterrey, Ciudad de México y Dallas, en Texas, Estados Unidos.

“El vuelo a Dallas ya opera diariamente a 70% de la capacidad del avión y fue el único que durante el periodo de confinamiento no se suspendió, en los momentos más críticos, en marzo y abril, viajaban alrededor de 15 personas, pero ya ahorita la operación se está normalizando, lo que genera un alto porcentaje de ocupación en el aeropuerto”.

Para ingresar a la sala de espera —recientemente ampliada—, donde sólo acceden las personas que abordarán el avión, se cumple un protocolo de revisión exhaustivo, que lleva a quitarse cinturón y todo objeto que no pase la prueba del detector de metales

Estos objetos se entregan a un vigilante que los supervisa y los coloca en una charola especial que sirve para llevarlos al interior donde se recogerán después de que se haya terminado la verificación de que la persona revisada no porta ningún tipo de arma u objeto que atente contra la seguridad del resto de los pasajeros.

“Nuestras instalaciones han sido adecuadas para que nuestros pasajeros mantengan la distancia que fija la autoridad de salud, todos los pasajeros nacionales o internacionales llenan un cuestionario de factores de riesgo para detectar en nuestros pasajeros posibles síntomas de Covid, y muchos lo pueden llenar de manera digitar por medio del celular. Tenemos gel antibactial, tapetes sanitizantes y el uso obligatorio del cubrebocas”.

Cuando llegan pasajeros provenientes de otros destinos, agregó que también se hace el mismo protocolo de ingreso y cuando se detecta a una persona sospechosa de ser portadora de Covid se le da aviso de inmediato a la Secretaría de Salud y se le traslada a una zona para que se le revise.

Hoy, explica, ya se observa una gran vida en la terminal de pasajeros, tras haberse reactivado de un momento desolador que se observó debido a que se tuvo muy poco flujo de pasajeros, debido a que dejaron de operar la mayoría de las aerolíneas.

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