Antes de creerte por completo ese dicho popular que reza “hay que separar los negocios del placer” y de que tus amigos te harten al darte recomendaciones fatalistas sobre tu nueva relación amorosa en tu oficina, debes saber que ni eres el primero, ni tu relación amorosa tiene por qué acabar mal.

Si bien son relaciones complejas porque suelen involucrar a más actores que los protagonistas, es un fenómeno común en los lugares de trabajo simplemente por la cercanía que se genera cuando las personas trabajan juntas y por la afinidad que muchas veces implica el laborar en el mismo lugar.

De hecho, de acuerdo con una encuesta realizada por la consultoría Randstad en México, 29% ha tenido un amor en la oficina.

En otros países como Estados Unidos, la cifra es similar: 38% ha salido con alguien de su empresa, según la encuesta de CareerBuilder. De acuerdo con el sondeo realizado por la Society for Human Resource Management, 24% lo ha hecho.

Sucede y en muchas ocasiones tiene final feliz. Varias investigaciones y encuestas coinciden en que más de la mitad de las relaciones de amor en el trabajo derivan en matrimonio o en noviazgo a largo plazo. La medición realizada por CareerBuilder es más conservadora y apunta a que tres de cada 10 de los que tuvieron un romance de oficina se casaron con su colaborador.

Contrario a lo que se suele pensar, son menos las que sólo son consideradas como “aventuras” y duran poco tiempo: en sólo una de cada seis relaciones, alguno de los dos involucrados está casado o tiene a alguien más, según una encuesta realizada por Society for Human Resource Management (SHRM).

¿Bueno o malo?

Ninguna de las dos. “Una relación bien llevada puede hacerte más productivo pero una mal llevada puede arruinar tu carrera”, explica Rosa María Vázquez, socia de la consultoría Generadores de Mejoras Continuas en Recursos Humanos.

La experta pone varios ejemplos: asegura que un millenial enamorado —aquella generación más joven en el lugar de trabajo— es “la octava maravilla” ya que es creativo, comprometido y eficiente en el terreno laboral; mientras que una pareja que trabaja en el mismo departamento de una empresa puede hacer tambalear la estabilidad del área por estar en disputa e incluso llegar al despido por pleitos personales.

La realidad es que el amor en el trabajo puede traer consecuencias tanto negativas como positivas, todo depende del efecto que cause en los involucrados.

“A veces, los romances en el lugar de trabajo representan una amenaza a la eficiencia por los efectos ne gativos en los protagonistas y en los colaboradores circundantes; en otras ocasiones, la mejoran por los efectos positivos”, sostiene el estudio Something to Talk About: Romantic Relationships in Organizational Settings realizado por la Universidad de Connecticut.

En el amor en la oficina todo es posible.

Unos mejores que otros

Pero hay de amores a amores. A pesar de que es un fenómeno que resulta inevitable, existen algunas relaciones que resultan dañinas en distintos aspectos.

“Dos tipos de romances tienen los efectos más dañinos en la moral del grupo y en la eficiencia organizacional. El primero son los romances jerárquicos en los que un participante le reporta directamente al otro y el segundo es aquel en el que uno satisfice las necesidades, ya sea personales o también sexuales del otro a cambio de ventajas laborales”, sostiene el estudio de la Universidad de Connecticut.

Expertos y estudios al respecto señalan a las relaciones jerárquicas como situaciones que deben de evitarse a toda costa; sin embargo, en la realidad, éstas son comunes.

Según una encuesta realizada por CareerBuilder, 29% admitieron haber salido con alguien jerárquicamente mayor y 16% aceptó haber salido con su jefe: “Las mujeres fueron más propensas a tener citas con alguien más arriba de la organización, 38% comparado con 21% en los hombres”, señala el análisis.

Al respecto, la socia de la consultoría Generadores de Mejoras Continuas en Recursos Humanos, explica que estas relaciones pueden suscitar descontento por parte de los colaboradores al interior de la oficina debido a una percepción de inequidad e injusticia.

“Si se trata del jefe, ahí hay un conflicto de interés muy fuerte porque van a estar bajo la lupa todo el tiempo, en donde los subordinados van a sentir que el jefe no es objetivo porque hay favoritismo por su pareja”, explica la especialista.

Sin embargo, las relaciones más comunes son aquéllas que se sostienen entre empleados de distintas áreas: más de 50% se sucitan entre trabajadores de distintos departamentos, según sostiene la encuesta elaborada por SHRM.

Es precisamente este último caso el que es mucho más fácil de manejar, asegura la especialista, debido a que ni uno le reporta al otro ni tienen que trabajar hombro con hombro en ningún proyecto, por lo que no existirán reclamos.

El secreto para el éxito

Si la relación ya está entablada, la pareja se enfrentará a varios inconvenientes y quizá obstáculos para llevarla a buen puerto.

Si aún no se ha hecho pública, las cosas pueden estar medianamente en calma pero si ya se conoció en la oficina —usualmente, este tipo de relaciones suelen hacerse públicas, sobre todo a través de chismes, según otra encuesta realizada por la SHRM— más vale que la pareja se prepare para estar “bajo la lupa” de toda la oficina, debido a la atención que generan estas relaciones.

La principal recomendación para la pareja es, por muy difícil que parezca, poner cada relación en su lugar correcto.

“Entre los contras está el lograr el justo equilibrio entre las cuestiones laborales y personales y saberlo separar. Es el reto”, explica Vázquez, de la consultoría Generadores de Mejoras Continuas en Recursos Humanos. Para lograrlo, la comunicación entre ambos miembros es esencial.

Un orden impuesto

Otra de las recomendaciones es tomar en cuenta las políticas que al respecto tiene la organización en la que se trabaja, ya que, aunque proporcionalmente son pocas las empresas que tienen políticas explícitas en este sentido, con los años el número ha ido creciendo.

En 2013, 17% más reportó tenerlas que aquellas organizaciones censadas en 2003. Según la encuesta realizada por la Society for Human Resource Management, 54% de las organizaciones no tienen una política ni escrita ni verbal que regule estas situaciones.

En el camino hacia la reglamentación, existe la posibilidad de la prohibición; sin embargo, ésta se presenta como “antisocial” debido a que una gran parte de los romances en el trabajo termina en matrimonio o en relaciones a largo plazo, señala un estudio titulado The Debate Over the Prohibition of Romance in the Workplace, publicado por el Journal of Business Ethics.

La bibliografía coincide en que las políticas que se han desarrollado en este sentido se han hecho para prevenir el acoso sexual, sobre todo de parte de un superior hacia un subordinado. Sin embargo, a comparación con el número de relaciones amorosas a largo plazo, son pocos los casos de acoso.

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