El hecho de ser mujer y madre hace más complicado conseguir un empleo, o que el empleador se adapte a esta situación. Ser madre es un factor inhibidor para que te contraten.

Por ejemplo, en algunas empresas me cuestionan que si tengo las posibilidades de viajar, que cómo hago con los horarios. Entonces ellos mismos te ponen las trabas que tú no planteas como futuro trabajador, es decir, en el momento de ir a la entrevista yo no planteo que tener un hijo sea un problema.

El desempleo es más marcado en las mujeres, pero, más que ser mujer, el hecho de ser una madre implica que van a haber menos posibilidades de empleo, porque hay una prevención del empleador a tener una mujer en edad reproductiva, ya sea recién casada que se pueda embarazar o cuando la mujer ya tiene hijos. Pero eso no debe ser un problema; una como mujer siempre ve cómo se adapta a a las exigencias de empleo.

Los principales problemas que me enfrento para encontrar un trabajo son: primero, no pagan lo suficiente para los 10 años de experiencia que tengo y, dos, al hecho de ser mamá. Todo el tiempo me preguntan: “¿cómo le vas a hacer para trabajar y cuidar del hijo?”.

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