Son las 8:40 de la mañana y los cláxones de los automóviles no dejan de sonar. Tienes a tu jefe en el teléfono reclamando porque quedaste de enviarle a las ocho el informe que él presentará en la junta y lo está esperando. Pero el tráfico no avanza. A pesar de que saliste media hora antes para evitar un imprevisto como éste, el caos vial de la ciudad ha vuelto a jugar en tu contra y vas 40 minutos tarde. Tu estómago cruje porque la salida más temprano te privó de desayunar.

Si tu hora de entrada no fuera a las 8 en punto y tuvieras horarios más flexibles: a) hubieras podido mandar el informe a tiempo desde tu casa y no esperar a llegar a tu computadora; b) hubieras tenido tiempo de desayunar con tu familia; c) te hubieras ahorrado el tráfico ya que hubieras salido más tarde de la hora pico; d)… Y los beneficios siguen.

Trabajar de manera flexible se ha vuelto una tendencia desde la década de los noventa, y los avances tecnológicos han hecho que cada vez sea más común y más sencillo que las personas dejen de asistir ocho horas (por supuesto, a veces más) a una oficina. El trabajo flexible no solamente consiste en operar desde casa, como comúnmente se ha entendido. Hay distintas formas flexibilizar el trabajo, como el realizar una tarea entre dos personas y dividirse las horas; la posibilidad de trabajar desde casa o desde cualquier otro lugar; laborar menos de las horas estipuladas (medio tiempo); trabajar muchas horas por pocos días o trabajar cierto número de horas al año, pero que la persona escoja sus horarios, según enlista un documento del gobierno de Gran Bretaña, uno de los países que incluso ha legislado en la materia permitiéndole al empleado pedir horarios flexibles por ley.

Es una forma de trabajar muy cómoda y que aumenta la productividad, sin embargo no es para todos. ¿Por qué? porque simplemente hay trabajos en los que se tiene que estar de manera presencial, por ejemplo, si te desempeñas como recepcionista difícilmente podrás hacer tu trabajo desde casa. Pero más allá de eso, miles de combinaciones son posibles, por lo que si aún tu empresa no ha implementado este tipo de esquemas, si tu puesto te lo permite, no debes dejar pasar la posibilidad de intentarlo. “No debes esperar a que tu jefe te lo proponga porque jamás va a salir de él a menos que el financiero le haya dicho que tiene que buscar cómo ahorrar recursos. Los empleados se tienen que acercar y proponer un plan de trabajo y compromisos con la empresa”, explica Cati Cerda, directora de Regus México, una firma que ofrece servicios de oficinas virtuales. La clave es llegar con un plan armado que contenga una serie de metas en las que te comprometas con la empresa y con el equipo.

Un cambio para bien

Las ventajas son muchas, tanto para el colaborador como para la empresa. Entre éstas se encuentran optimización del tiempo, incremento de productividad, menores emisiones de carbono debido al ahorro en traslados, menor rotación en el trabajo lo que se traduce en menos gastos, mayor compromiso con la compañía y más concentración en los resultados. demás, genera más confianza entre jefe y subordinado y una mejor calidad de vida, lo que se traduce en un mejor balance entre vida personal y trabajo.Muchos beneficios para dejarlo pasar.

Asimismo, esta forma de trabajar permitirá a las empresas atraer el talento de los millenials, -los recién llegados- aquéllos nacidos a partir de 1977 o 1980, debido a que estos jóvenes trabajadores se encuentran ávidos de buscar desafíos y movilidad y piensan en trabajar para varias empresas y no sólo para una, de acuerdo con el Estudio de Saratoga Latinoamérica de PWC. ¿Importa reternerlos a ellos? Sí, porque es esta generación la que está generando un cambio de paradigma en la manera de trabajar en todo el mundo debido a estas características.

Uno de los puntos más importantes para que un esquema laboral de este tipo funcione, es que tanto el jefe como el colaborador tengan claros los objetivos y las metas que se tienen que cumplir, coinciden los especialistas. De lo contrario, será imposible evaluar el desempeño del último. Es decir, ambos deben saber que es necesario terminar tres informes y conseguir a un nuevo cliente en esta semana, no importa si el colaborador sólo se paró una vez a la semana en la oficina, por ejemplo. Si se lograron los objetivos, entonces el esquema está funcionando.

No es necesario que la transición se haga de un día para otro. De hecho, lo recomendable es empezar con pocas tareas o con un día o dos a la semana de trabajo flexible para después aumentar el ritmo según se vayan cumpliendo las metas pactadas desde un inicio.

Todos ganan

Tanto el empleado como la empresa gana, independientemente de su tamaño, ya sea pequeñas o grandes corporativos. A la organización le permite retener a gente talentosa, fiel a la empresa, productiva y le evita la rotación de personal. Según datos de Regus, 83% de los encuestados señalaron que elegirían una propuesta de trabajo sobre otra igual si se le ofreciera un esquema de esta naturaleza. Según esta misma encuesta, 76% señaló que una oferta de trabajo con este tipo de oportunidades hace a los empleados más leales y 67% admite que hubiera permanecido en su último empleo si hubiera tenido la opción de trabajo flexible.

“Como empresa retienes talento, hay gente que no aguanta dos horas de ida y de vuelta y que puede quedarse si existe la posibilidad de trabajar de forma flexible. Si la empresa lo permite habrá un compromiso mayor, ya que es un beneficio que el empleado no quiere perder, por lo que va a concentrarse en dar resultados y en aumentar la productividad”, explica Cati Cerda, directora de Regus México. Otro estudio de la misma empresa revela que 78% se considera más productivo bajo este tipo de esquemas. Adicionalmente, este tipo de trabajo se encuentra entre los factores que mejoran la productividad, junto con trabajo en la nube, gestión de conocimiento, mejor comunicación o capacitación.

Además, permite a las compañías reducir el gasto de recursos y de espacio.

Este cambio de esquema de trabajo implica un cambio de perspectiva sobre la manera en la que conocemos el trabajo hoy e influye directamente en el comportamiento de las personas, por lo que para implementarlo, si se quieren obtener los múltiples beneficios que ofrece, es necesario dedicarle tiempo.

“Si tenemos que pasar de aquí yo cubro asistencia y no necesariamente cubro resultados a un esquema de trabajo flexible, es un cambio radical que no se hace de la noche a la mañana”, asegura Martín Folino, director de la práctica de talento en la consultoría de servicios financieros de Accenture.

Para medir resultados se necesitan entre 18 y 24 meses, tiempo que a su vez le ayudará al colaborador a interiorizar que su trabajo será por resultados.

“Parece algo sencillo pero es un cambio cultural tanto por parte de la organización como del individuo”, asegura Folino.

Google News