La ausencia de instituciones eficaces y efectivas hacen que el sector de la construcción sea proclive a la corrupción en todas sus fases, advierte el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Por ello se requiere mejorar la institucionalidad y la tecnología para transparentar más el sector de la construcción, fundamental para sacar a la región del subdesarrollo.

La construcción es una rama de la infraestructura que jugará un rol importante para América Latina, porque se requieren proyectos de inversión equivalentes a 5% del PIB.

“Transparentar el sector de la construcción es imprescindible en aras de que sea más eficiente, dinámico y cercano a la ciudadanía. En una región que está apostando por la transparencia y los datos abiertos, este sector no puede quedarse atrás”, pondera el consultor de la División de Innovación, Alejandro Barón.

Señala que dado que es una actividad en la que se generan sobrecostos y variaciones en precios, puede ser proclive a que se den actos de corrupción desde la planificación y el diseño hasta el mantenimiento de las obras.

Advierte que se puede dar la colusión en la asignación de contratos y la construcción de la obra. En el análisis “¿Por qué el sector construcción necesita más transparencia para combatir la corrupción?”, el experto que trabaja sobre asuntos relacionados con la mejora de la transparencia en la inversión pública y el fortalecimiento institucional para la gestión de la información en América Latina menciona casos emblemáticos de sobornos como el de OHL en México. También refiere el megaescándalo Odebrecht-Braskem, que operaba en al menos 10 países de la región y logró cuadruplicar la inversión en sobornos entre 2001 y 2016; en otras palabras, el retorno sobre la inversión fue de 329%, con una tajada neta de 2 mil 700 millones de dólares. “Pocos negocios son tan rentables”, subraya.

La otra cara. Para el especialista la construcción es tan crucial para los seres humanos porque va más allá de levantar viviendas. No hay desarrollo económico y social sin construcción e infraestructuras, afirma al mencionar obras como la represa de Yaciretá en Paraguay, la segunda esclusa del Canal de Panamá, o la Ruta Interoceánica Brasil-Perú.

Sin embargo, la cara “B” de la construcción no es tan positiva, pues casos de corrupción como los mencionados en México y Brasil, que se destaparon en la región, no en vano están indisolublemente ligados a la construcción. Pone de manifiesto que los estándares voluntarios de transparencia son más útiles que nunca en este sentido. Como buenos ejemplo, menciona a países como Trinidad y Tobago, Colombia, y Perú, así como otros, que han implementado el Estándar para la Transparencia en el Sector Extractivo.

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