Los mercados externo e interno, principales motores económicos de México, se debilitan justo en eal momento en que el mundo entra a una etapa de fuerte turbulencia, marcada por una mayor volatilidad financiera y un menor dinamismo productivo global.

En este entorno externo adverso, México está condenado a un crecimiento económico de entre 2% y 3%, en el mejor de los casos para los próximos años, con lo que el gran despegue que se esperaba de entre 4% y 5% anual va a ser difícil de alcanzar durante este sexenio, coincidieron especialistas.

El menor dinamismo de la economía mundial y en particular el bajo crecimiento de Estados Unidos, al que van dirigidas más de 80% de las exportaciones mexicanas, han reducido las expectativas del país de manera directa.

Las proyecciones más recientes es que la economía estadounidense cierren con un crecimiento de 1.8% para finalizar este año, lo que contrasta con el 2.4% de 2015. Es un crecimiento menor a los últimos dos años, comentó Mariana Ramírez, analista económica de Ve por Más.

“Eso implica una limitación para el crecimiento económico de México, porque su comercio depende en más de tres cuartas partes del mercado estadounidense, por lo tanto una velocidad menor de Estados Unidos implica menor demanda para las exportaciones nacionales y eso es lo que va a limitar el crecimiento del país”, advirtió Alfredo Coutiño, director para AL de Moody’s Analytics

El especialista dijo que se observa una tendencia negativa descendente en las manufacturas mexicanas desde el año pasado, pues el valor de las exportaciones no petroleras a Estados Unidos cayeron 1.5% en el último trimestre de 2015 respecto al mismo periodo del año anterior, algo que no se veía desde la crisis global de 2008-2009.

A escala nacional, la demanda interna tiende a agotarse. Si bien el dinamismo de las remesas, la formalización del empleo y la baja inflación favorecieron el fortalecimiento del mercado nacional, constituyéndose en un importante soporte del crecimiento económico, su impacto comienza a disminuir.

“Estos factores se pueden estar agotando porque la inflación no va a seguir bajando más, por lo que el ingreso disponible se mantendría prácticamente constante, ya no veríamos estos efectos positivos, entonces es probable que en la segunda mitad del año el dinamismo del mercado interno tienda a moderarse”, opinó James Salazar, analista económico de CI Banco.

“México ha aprobado e implementado un conjunto de reformas que todavía dan la esperanza para atraer inversión extranjera, lo que va a permitir una trayectoria de tasas de crecimiento ligeramente mayor a las de Estados Unidos”, comentó Coutiño.

Sin embargo, las reformas estructurales aún no van a dar las ambiciosas tasas de 5% o 6% que se plantearon al principio de esta administración federal.

En ese sentido, Coutiño dijo que ese objetivo casi está fuera del panorama de aquí a 2018.

Tensión en la economía mundial

“Lo que ha sucedido es que todo el cambio estructural que se está viendo en el mercado global del petróleo retrasa los efectos más favorables de las reformas en México, que eran los fuertes flujos de inversión que esperaban en el sector energético”, explicó Javier Amador Díaz, Economista principal de BBVA Bancomer.

A finales de este año viene la primera licitación de aguas profundas, que es la que requiere mayor inversión, pero sus beneficios van a tardar más o menos cinco años, por lo que el efecto favorable más fuerte de las reforma energética se va a ver en el próximo sexenio, dijo.

“Nosotros nunca vimos crecimientos de 5%, más bien preveíamos entre 3.5% y 4% en el largo plazo y creemos que todavía es alcanzable pero llegará más tarde de aquí a 2020”, enfatizó.

Por otra parte, el contexto internacional no parece que vaya ayudar a la recuperación de la economía mexicana. El proceso de normalización de la política monetaria de la Fed, la posible salida de Reino Unido de la Unión Europea, la desaceleración de la economía china, así como las elecciones presidenciales en EU, pondrán en tensión a la economía mundial.

“Nuestro escenario central es relativamente optimista. Pero si hay un escenario de riesgo donde pudiéramos tener una “tormenta perfecta”, si el referéndum de Europa sale mal en junio, gana Donald Trump las elecciones presidenciales en noviembre y China se desacelera, podríamos vivir un otoño complicado, no es el escenario central, pero es uno de riesgo que estamos monitoreando con mucha atención”, coincidió Jorge Mariscal, oficial en jefe para inversión en mercados emergentes de UBS.

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