La OMC registra que Canadá, EU y México tienen, de manera conjunta, un potencial productivo que como región representa 30% de los bienes que se elaboran a nivel global. Como bloque, intrarregionalmente mueven el 37.9% de la totalidad de sus exportaciones. En su intercambio sobresale, por la estructura y composición de sus respectivas economías, la comercialización de manufacturas, combustibles y productos agrícolas. Esto representa 13.2% del comercio en el mundo. El eje de este potencial está sustentado en la dinámica de intercambio que el TLCAN detonó en 1994. Sin lugar a dudas, el acuerdo ha impulsado vigorosamente el intercambio entre los miembros y desde entonces éste ha crecido en un 260%.

De igual forma, de acuerdo con el texto del Tratado, tres objetivos fundamentales del mismo son: crear un mercado más extenso y seguro para los bienes y servicios que se producen en la región; fomentar la competitividad de nuestras empresas en los mercados mundiales, y crear nuevas oportunidades de empleo, mejorando las condiciones laborales y los niveles de vida en nuestros respectivos territorios.

Inobjetablemente las operaciones de mercado para las empresas ha crecido, la competitividad de bienes elaborados se ha fortalecido. Sin embargo, hay aspectos a discutir. Ilustrativamente, sobre cómo mejorar en el tema laboral y de calidad de vida, particularmente en México.

Con ello, a 20 años de distancia, se abre una oportunidad para reflexionar. Es pertinente analizar cómo es que el TLCAN ha cumplido sus objetivos y, por otro lado, cómo se proyectan las expectativas al futuro. Hay que plantearse, entre otras inquietudes, ¿cómo se ha ganado? ¿qué prosigue? ¿cómo dar nuevos pasos? ¿qué debe mejorarse y fortalecerse?; en suma: ¿vamos a un relanzamiento del TLCAN?

Considerando como soporte fundamental al tratado, la región podría avanzar en un par de lustros hacia una unión aduanera y quizás mercado común. Los tres países han progresado a diferentes ritmos. La OMC señala que los EUA, Canadá y México son grandes exportadores globales (2º, 10 y 16 respectivamente). Por todo ello y más, la región es geoestratégica y económicamente poderosa por lo que puede adquirir un nuevo rostro.

Los tres países han alcanzado grandes beneficios. La embajada de EU en México reporta que las tres naciones han avanzado en la integración de distintas industrias como la automotriz, aeronáutica y de manufacturas, así como en cadenas de distribución internacional de bienes. También lo han logrado en el caso de productos agrícolas y comercio de servicios. Seguro, puede hacerse mucho más.

Antes de dar los pasos siguientes, hay que persistir en la competitividad y potencial de nuestras empresas, aumentar las exportaciones, coadyuvar en el empleo y mejorar las condiciones económicas de la población. Hay que darle mayor vigor al TLCAN, consolidar los logros y rectificar lo que sea posible y necesario.

El tema amerita espacios para discusión. Entre ellos, en febrero tendrá lugar la reunión Peña-Harper-Obama para deliberar, entre otras cuestiones, sobre cómo seguir impulsando la competitividad y crecimiento económico de la región. En este sentido ¿es una oportunidad para relanzar el tratado?

Independientemente de lo que se delibere entre los jefes de Estado, México debe fortalecer su capacidad exportadora. A nivel país, debe trabajarse más duro. Alcanzar nuevos horizontes requiere avanzar más en la cultura de internacionalización de empresas, fomento de la innovación, generación de valor, formación de alianzas productivas y estratégicas. Hay otros muchos aspectos como la reindustrialización, crecimiento en infraestructura, mejora logística y portuaria, así como empleo, seguridad, etcétera. En este caso, como país, cada uno, desde el gobierno, la libre empresa, academia y el sector social, debe proseguirse en hacer del TLCAN un vehículo de progreso y no de exclusión.

En los años sucesivos, nuestra economía –a pesar de los contrastes- adquirirá otras características. Será más poderosa, más global y varios sectores estarán plenamente integrados en las cadenas productivas de Norteamérica. En un eventual relanzamiento del TLCAN, México debe llegar, más fuerte. Depende de nosotros.

*Académico de la Universidad del Valle de México, Campus Querétaro

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