La fuerte depreciación que ha sufrido el tipo de cambio en las últimas jornadas revivió una vieja discusión en el seno de la junta de gobierno del Banco de México (Banxico) entre disidentes y ortodoxos sobre la conducción de la política monetaria.

Analistas financieros dijeron que si bien hace más de un año la votación había sido por consenso, en la minuta número 37 que relata la discusión y votación de la reunión del pasado 30 de julio nuevamente se puede identificar el patrón que ha prevalecido cuando no todos están de acuerdo en subir o bajar la tasa de referencia.

Sin embargo, esperan que en el siguiente movimiento, la próxima reunión de política monetaria del 21 de septiembre, vuelva a prevalecer la unanimidad por la enorme preocupación que se tiene por la depreciación del tipo de cambio.

El 6 de junio de 2014 la junta de gobierno decidió bajar en 50 puntos base la tasa de referencia para quedar en 3%. La votación fue por mayoría: tres de sus miembros votaron en favor de una disminución y dos por mantenerla en el mismo nivel.

En la última reunión, del 30 de julio, casi sucede lo mismo de no ser por la ausencia de uno de los cinco miembros de la junta de gobierno. Por mayoría, es decir, tres integrantes, se votó porque no se hiciera ningún cambio, mientras que sólo un miembro votó por un aumento de 25 puntos base.

En la reunión estuvieron presentes el gobernador Agustín Carstens y los subgobernadores Manuel Sánchez, Roberto del Cueto y Javier Guzmán.

También asistieron el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el subsecretario del ramo, Fernando Aportela quienes tienen voz, pero no voto.

Banorte-Ixe observó que la presencia de los funcionarios federales, en especial de Videgaray, quien no asistía a la sede del Banxico desde el 29 de enero de este año, se entiende en un contexto en el que inmediatamente después del anuncio de política monetaria la Comisión de Cambios —que preside Hacienda— hizo modificaciones para reforzar el mecanismo de subastas de dólares.

En un análisis, Banorte-Ixe consideró que a pesar del voto disidente las minutas mantuvieron el mismo tono en el sentido de que están “atados” a las decisiones del sistema de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos.

“Es una vieja discusión en donde gana la mayoría encabezada por el gobernador central; así se ha jugado, no aporta nada nuevo, donde la mayoría tiene la razón y en esta ocasión el argumento fue que el tipo de cambio no había contaminado a la inflación”, dijo Raúl Feliz, profesor del CIDE.

Cree que en septiembre la decisión será por consenso, aunque reconoció que debido a que antes de esa reunión no estaba el ingrediente de la devaluación del yuan chino y puede darse una fuera de calendario, a menos que esa devaluación sea más agresiva.

Marco Oviedo, economista en jefe de Barclay México, coincidió que en septiembre la votación será unánime una vez que lo haga primero la Fed.

Consideró que la minuta revela una enorme preocupación porque el movimiento del tipo de cambio ha sido muy fuerte y puede contaminar más adelante a la inflación, y hay un miembro que cree que es mejor actuar.

El disidente. La minuta número 37 relata que uno de los integrantes indicó su preferencia por un incremento de 25 puntos base en el objetivo para la tasa de interés interbancaria debido a varios factores, como las probables acciones de la Fed, especialmente cuando éstas parecen inminentes.

Argumentó que dicha postura ayudaría a contrarrestar las repercusiones que la incertidumbre sobre la normalización de la política monetaria en EU pudiera tener sobre la inflación y la estabilidad financiera en México, antes de que éstas se materialicen.

Asimismo, alertó que actuar hasta que se presenten problemas puede implicar tener que realizar mayores ajustes que siendo preventivos. Además, afirmó que actuar anticipadamente permite enviar una señal a los mercados que contribuiría a mitigar las dudas sobre la evolución de las condiciones monetarias relativas entre México y Estados Unidos.

Ala moderada. Pero otro esgrimió que un ajuste preventivo no es conveniente en virtud de los bajos niveles de inflación, el lento ritmo de recuperación de la actividad económica y la incertidumbre sobre la fecha en que la Fed aumente su tasa de referencia y la magnitud del posible impacto sobre México. Señaló que en caso de nuevos brotes de volatilidad temporales éstos podrían enfrentarse mediante ajustes en los mecanismos de provisión de liquidez al mercado cambiario.

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