PorJulio A. Millán B.

El 5 de octubre concluyó la negociación del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), considerado como el acuerdo comercial más importante del siglo XXI.

El TPP fue acordado entre 12 economías, sumamente dispares entre sí, las cuales ahora forman, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, un mercado de 812.22 millones de personas que equivale a 27% del PIB mundial.

El TPP viene a presentar un nuevo panorama internacional, no sólo por la liberalización de bienes, servicios e inversiones, sino porque además establece nuevas reglas para la eliminación de barreras no-arancelarias. Pero, dado lo ambicioso que resultó este acuerdo, hoy genera más preguntas que respuestas.

Si bien ya se habla de que existirán periodos de desgravación, sistemas de cuotas y otros mecanismos para nivelar las desventajas, esto creó incertidumbre porque precisamente eso ya se ha escuchado en el pasado. Es sumamente importante que, a diferencia de lo que ocurrió 20 años atrás, en ésta ocasión sí se establezcan medidas para evitar la desarticulación de las cadenas nacionales y que este nuevo impulso al proceso de apertura de la economía sí se acompañe de una política industrial, que no se tropiece nuevamente con la misma piedra.

Dentro de las desventajas que genera haber negociado con países tan diferentes, quizás lo más crítico sea el proceso de transparencia y solución de controversias.

Al respecto, el rol de las empresas del Estado, el cumplimiento de las reglas de origen y la prevención de triangulación inquietan considerando las condiciones en países como Vietnam o Malasia.

Nuevamente resulta imposible no preocuparse al pensar en las experiencias que dejó el TLCAN, ahí están los casos del autotransporte, el tomate y atún mexicanos, por mencionar algunos, en donde nunca hubo cumplimiento de lo establecido. Si se considera que estos fueron problemas solamente con un socio comercial, es posible extrapolar esas preocupaciones ahora con 11, muchos de los cuales no son economías abiertas.

Un factor crítico para evitar las malas prácticas comerciales será evitar la manipulación cambiaria. El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ya ha señalado que las 12 economías están trabajando en un mecanismo para evitarla, habrá que esperar en qué consiste. Recodemos que estamos en medio de una guerra fría financiera, la cual se puede volver también en comercial.

Desafortunadamente el común denominador con la lista de inquietudes que produce el TPP, de las cuales aquí sólo se mencionan algunas, resulta ser la mencionada falta de conocimiento del mismo.

México entró al acuerdo en octubre de 2012 y en estos 3 años lo que sigue prevaleciendo es una completa opacidad. Las autoridades señalan que los sectores industriales sí fueron consultados, y que la secrecía obedeció a una estrategia de negociación.

Como en toda negociación comercial, existen sectores que pueden verse más afectados y/o beneficiados que otros. Ante esto, es crítico que a la brevedad se tengan los escenarios y se generen las estrategias que cada uno debe seguir. La razón de este sentido de urgencia radica en el hecho de que, a pesar de lo que digan las autoridades, el tratado va a entrar vigor; no es un tema de voluntad sino de realidad.

Sin embargo, esto puede ocasionar que al haber atendido una petición de un sector, se pudieron haber descuidado los encadenamientos que genera hacia adelante y atrás. Un proceso con las implicaciones del TPP requiere acompañarse de una visión holística, con escenarios a 10, 30 y 50 años, ya no se vale repetir los errores del pasado, hay que trabajar en sí hacer lo que no se hizo para el TLCAN.

El TPP cuenta con la peculiaridad de que si transcurridos 2 años los 12 firmantes no han finalizado la ratificación, bastaría con que 6 sí lo hayan hecho para que comience a funcionar. Es interesante notar que este mecanismo se considerará válido si esos 6 representan más de 85% del PIB del bloque.

Esta cláusula pone en evidencia lo que realmente es este acuerdo: una redefinición de las reglas del comercio mundial y un mecanismo para aislar a China y que Estados Unidos retome su liderazgo en la zona ¿la razón? EU y Japón aportan 80.4%, sin ellos no hay acuerdo y tanto para la administración de Obama como para la del Premier Abe, el TPP ha sido prioridad.

Dado que las condiciones con las que se cerró el acuerdo no han sido públicas, lo que precisamente detiene la celeridad con la que hay que comenzar a actuar, es un análisis pendiente sobre dónde se encuentra parado México vis-à-vis el resto del bloque y cada una de las 11 economías restantes.

Nuestro país tiene una balanza comercial positiva de poco más de 101 mil millones de dólares (mdd) frente al bloque. Sin embargo, si se excluye de la ecuación a los 5 países con los cuales ya existía un TLC (EU, Canadá, Japón, Perú y Chile), la balanza pasa a ser negativa en 25,942 mdd. En este grupo encontramos a naciones altamente competitivas en sectores sensibles como lácteos (Nueva Zelanda), industria eléctrica y electrónica (Malasia y Singapur), vestido y textil (Vietnam) y azucarero (Australia), por mencionar algunos.

Finalmente no se debe dejar de lado que dado lo ambicioso del TPP, éste tiene impactos directos sobre la vida de las personas debido a que no se sabe con exactitud lo que se acordó en materia de derechos laborales, protección de datos y patentes farmacéuticas, sólo por mencionar algunos temas de mayor sensibilidad social, medio ambiente, entre otros.

Se dice que será en un mes cuando se conozcan los textos, periodo en el cual solamente crecerá la incertidumbre mientras los acuerdos se vayan conociendo a través de declaraciones de los actores involucrados, o vía filtraciones en sitios web. La rumorología puede hacer mucho daño, será necesario que se cuente con una adecuada estrategia de comunicación y transparencia.

*Presidente de Consultores Internacionales S.C.

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