La celebración de la primera Semana del Emprendedor, que a nivel nacional auspicia la Secretaría de Economía por medio del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem), nos da la pauta para seguir reflexionando sobre los principales retos, pero también las oportunidades que enfrentan las pequeñas y medianas empresas del país.

Es fundamental en primera instancia, tener presente que las Mipymes no sólo son el brazo productivo nacional, sino también el sustento de una buena parte de los empleos productivos del país. Baste recordar que representan el 95% del tejido empresarial, generan el 52% del PIB y dan ocupación a más de 19.6 millones de mexicanos lo que representa el 73% de los puestos laborales.

Sin embargo, las empresas mexicanas, en particular el segmento de las micro y pequeñas, han tenido que sortear una número de problemas por las condiciones que el entorno de negocios les impone, sobre todo a raíz de la crisis iniciada en 2009. Entre las dificultades que enfrentan, se encuentra el acceso restringido a fuentes de financiamiento; bajos niveles de capacitación de sus recursos humanos; escaso acceso a innovación y desarrollo y casi nulo desarrollo propio y limitada penetración en mercados internacionales.

Lo anterior ha traído como consecuencia bajos niveles de productividad y, si agregamos la limitada capacidad de asociación y de cumplimiento de los estándares de calidad, se tiene la fórmula perfecta para que un gran número de Mipymes no puedan desarrollarse en horizontes de largo plazo. Cerca de 80% fracasan antes de cumplir cinco años y el 90% antes de completar la década.

Una razón principal, entre otras, es justamente su tamaño, ante lo cual necesitan del apoyo del gobierno, principalmente en los primeros años, ya que por su tamaño no pueden acceder al crédito del sistema financiero. En este contexto, resulta de suma importancia que se empiecen ya a dar resultados con la recientemente aprobada reforma financiera, cuyo propósito principal es acercar el financiamiento a los ciudadanos y a las empresas. Otro proyecto de suma importancia, y que requiere que se consolide en términos de su tramitología es el programa de compras de gobierno, ya que no sólo es clave que apoye a las Mipymes, también que le facilite el acceso y los trámites, así como los tiempos pago, los cuales deben ser inmediatos.

Ahora bien, debemos tomar en cuenta que, junto con el gobierno, las grandes empresas, en especial las transnacionales las que reciben la IED que llega al país, son los principales clientes de los Mipymes, los esquemas de proveeduría que se han logrado constituir, sobre todo en industrias con gran arraigo como la automotriz, son un claro ejemplo de la forma de trabajo conjunto entre grandes empresas y la Pymes. Es imprescindible que se sigan articulando cadenas de proveeduría, sin embargo, se requiere que las pequeñas empresas desarrollen las capacidades productivas y los estándares de calidad que se requieren, niveles que son internacionales ya que se compite con otras Pymes en el mundo. En pocas palabras, se requiere consolidar la democratización de la competitividad y la productividad.

En este contexto el Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem), organizador de la Semana del Emprendedor, que apoya a las empresas de acuerdo a las vocaciones y principales demandas de las entidades federativas, con el objeto de crear polos de desarrollo sustentable, debe consolidarse como la institución gubernamental líder en el proceso competitivo de las Mipymes. Pero para ello se requieren mayores recursos. El Fondo Pyme, con un presupuesto de 7 mil 300 millones de pesos (mdp), de los cuales 400 mdp se destinan al programa de garantías, y el Fondo del Emprendedor con 500 mdp, no son suficientes para apoyar a las más del tres millones de micro, pequeñas y medianas empresas que necesitan en muchos casos sobrevivir. Es necesario en este sentido que la Política Industrial de la nueva administración destaque lo fundamental de las Mipymes, instrumente programas de encadenamientos productivos, de desarrollo de proveedores y de acceso a la innovación y la tecnología de punta, pero también que la reforma hacendaria provea de los recursos y los incentivos fiscales necesarios.

* Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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