De ser un país BRIC y considerarse como “la joya” de los mercados emergentes, Brasil podría agravar sus problemas económicos y sociales con el Mundial de futbol. Para los analistas es evidente que hay desaceleración económica desde hace unos años, bajó la inversión privada nacional y el capital extranjero se aleja ante las protestas, señalaron expertos financieros.

Aunque económicamente no se pueda demostrar, hay un síndrome por mundiales y olimpiadas en los que, pese a las inversiones, a la generación de empleo y a la derrama económica, todos los países después del evento deportivo caen en recesión o tienen fuertes problemas económicos, aseguró Eduardo Loria, coordinador del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (Cempe) de la UNAM.

Explicó que Brasil recibió al Mundial con creciente desigualdad, alta inflación y un potencial de crecimiento de largo plazo que no rebasará el 2.8%, considerando que para este año se espera 1.8% según el Fondo Monetario Internacional.

Las reformas efectuadas durante la administración del presidente Lula Da Silva, de enero del 2003 a diciembre del 2010, hicieron que las inversiones le favorecieran a Brasil, pero en los últimos años se observa una situación distinta.

Así que a pesar de que la mirada está puesta en el Mundial de futbol hay “constantes y crecientes amenazas de manifestaciones sociales cuyas consecuencias darán mucho que pensar a inversionistas internacionales quienes hasta hace poco consideraban a Brasil ‘la joya’ de los mercados emergentes”, aseguró el analista de Banco Ve por Más Carlos Ponce.

La bonanza de precios de la materia prima, la expansión económica, liquidez y el jalón de la locomotora china permitieron a Lula Da Silva llevar a la clase media a 40 millones de pobres, mientras que a Dilma Rousseff, la actual presidenta, le tocó una etapa postrecesiva en el mundo, estancamiento y desplome de precios, y las quejas de la nueva clase media, que tomó conciencia y que exigen mejores servicios públicos.

Doble filo

El Mundial parece ser ahora un escaparate de doble filo, en el que ni las inversiones frenan las protestas, las cuales se estimaron en 11 mil millones de dólares en infraestructura y organización, pero que podrían llegar a los 16 mil 500 millones de dólares.

Mientras se llevaba a cabo la inauguración del Mundial las protestas y los paros laborales fueron la constante en las principales ciudades de ese país, aseguró Laurence Allan, jefe de Análisis para Latinoamérica de IHS.

Loria aseguró que se pensó que Brasil, junto con los otros BRIC, Rusia, India y China serían el motor de la economía mundial, pero lo que se ha visto en los últimos años es que presentan una gran volatilidad sus economías y que los grandes crecimientos terminaron.

“El problema de Brasil y de otras naciones emergentes como Argentina es que crecen mucho y luego se desaceleran”, dijo el coordinador del Cempe.

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