Debido a la explosión demográfica, se estima que en el corto plazo habrá cerca de 8 mil millones de personas en el planeta, lo cual representa un incremento de consumo en alimentos, energía y minerales, entre otros recursos, de aproximadamente 50% más de lo que el planeta puede generar en un año.

El mayor reto para la humanidad sea quizás la sustentabilidad en recursos naturales, armonía social y consumo. Se podría decir que la Tierra cuenta con un inventario y que cuando éste se agote habrá problemas de escasez, por lo que debemos comenzar a tomar acciones que reviertan esta situación.

Es una realidad que nos depara un futuro complicado en términos de sustentabilidad, por ello se espera que los empresarios marquen la diferencia al concientizar esta problemática con el fin no sólo de hacer negocios, sino de velar por el planeta.

El término sustentabilidad comenzó a hacer ruido hace 30 años, pero en aquel entonces se entendía como la permanencia en el tiempo y todo aquello relacionado con temas verdes. Al hablar de responsabilidad social se pensaba en marketing social o en filantropía, sin embargo, no existía un concepto que integrara ambos aspectos. No fue sino hasta hace casi 10 años que en Estados Unidos comenzó a entenderse la sustentabilidad como integración, como una propuesta que convirtiera algo fundamental para el negocio en parte de la estructura.

La sustentabilidad está entendida en la actualidad como la integración de las llamadas tres “P”: Profit, Planet y People, que no son más que elementos enfocados en temas ambientales, económicos y sociales. Cada uno de estos elementos ayudará a que el expertise y el impacto de la empresa tengan realmente una unidad.

Nunca en la historia de la humanidad se había dado una explosión demográfica como la que estamos viendo ahora. Una mayor población exige acciones para superar el reto que implican los temas de sustentabilidad. Este reto se desprende de la premisa de que la población de clase media crecerá en los próximos 15 años, sobre todo en Asia, ya que muchos países de este continente están creciendo a tasas del 7%, 8% y 9%, lo cual representa un cambio en el consumo global y un reto de sustentabilidad social que sólo podrá edificar la armonía a través de valores sociales.

Un ejemplo de cómo darle la vuelta al impacto que ha generado la humanidad en el ecosistema es el que ha hecho Suecia, con una fuerte cultura de reciclaje. Este país europeo ha logrado hacer un negocio sustentable con los desechos de otros países, convirtiéndose en el primer país importador de basura.

Los suecos destinan la basura principalmente a dos actividades. La primera es aprovechando su combustión, a más de mil grados centígrados, para calentar agua que viaja en tuberías y calienta una cuarta parte de los hogares de Suecia. La segunda es generando electricidad a partir del gas metano que desprende la basura.

Esta actividad resulta un negocio redondo en Suecia, pues Noruega le paga por llevarse su basura, reciclarla y además los desechos se le regresan. Este país se ha dado cuenta de los grandes beneficios que la basura trae consigo. Están haciendo por una parte negocio y por otra energía con algo que jamás se imaginó. Se están deshaciendo de algo visto como foco de infección y contaminación, dándole la vuelta a algo que parecía un problema.

Es realmente interesante descubrir que los negocios verdes también pueden ser rentables si se enfocan en el medio ambiente, la economía y las personas, pero sobre todo si se cuenta con innovación y una ferviente voluntad política.

*El autor es profesor del área de Entorno Político y Social del IPADE

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